Los Spurs de San Antonio siguen siendo la ONU de la NBA. Ni siquiera de lesión del esloveno Rasho Nesterovic, a quien ayer incluyeron en su lista de bajas, les hace perder el calificativo de equipo multinacional. El roster texano tiene siete jugadores no nacidos en Estados Unidos. El último en ser dado de alta, el pívot Sean Marks, olímpico con Nueva Zelanda y elegido para que la baja de Nesterovic se note lo menos posible. Lo cierto es que la política de apertura no le puede ir mejor a Gregg Popovich. Lo fue en el pasado, ya que hace dos años ganó el anillo; y lo es en el presente, porque su equipo tiene el mejor balance de la NBA (34 partidos ganados y 10 perdidos), liderando la División Suroeste y siendo primero para los playoffs del Oeste por delante incluso de los hasta ahora intratables Suns de Stoudemire.

Marks suple a Nesterovic, quien, tras cinco años en Minnesota, se ha erigido en el relevo de David Robinson en la pintura. Ahí, donde los bloqueos echan chispas, el jefe de los Spurs -por no decir de toda la Liga- es Tim Duncan, nacido en Islas Vírgenes. Junto a esta torre de ébano, otros seis foráneos entre los que destaca la batuta de Parker (francés) y el veneno de Ginóbili (argentino), autor de 48 puntos hace tres días. La ONU funciona, está visto. Y la fórmula es fácil de copiar.