Era tal la nómina de argentinos del Pamesa-Unicaja que no era de extrañar que uno de ellos se convirtiera en el protagonista. Herrmann fue el principal culpable de que el Pamesa no alcanzara una final en la que muchos le situaban en la previa de esta Copa. ¿Pero qué pasó hasta que él firmó la sentencia del Pamesa? En el arranque, que Scariolo apostó por Tabak en lugar de Vázquez, a quien los ojeadores NBA no han visto demasiado. Tabak defendía a Oberto y Garbajosa seguía a Tomasevic. Y en la zona rival cambiaban las tornas: era Oberto quien vigilaba a Garbajosa (más rápido que Tomasevic y por tanto una amenaza extra) y Tomasevic a Tabak.

De ese baile de dobles parejas se benefició Garbajosa, que saldó el primer cuarto con 11 puntos. Sin embargo, en el segundo Scariolo le dejó en el banquillo. Fue entonces Herrmann el hombre de Unicaja, con 15 puntos en los diez minutos que jugó. Pero así, con un jugador y sólo uno brillando en cada cuarto, parecía imposible ganar al Pamesa. El acierto en el tiro de Montecchia contagió a Rakocevic, quien con sus triples llevó al Pamesa hasta el 47-39 del descanso. Nada cambió en el tercer cuarto y así se pasó al cuarto y definitivo. Un triple de Vázquez y la cuarta falta personal de Oberto marcaron el punto de inflexión y un robo y una canasta de Cabezas pusieron del revés el partido. El Pamesa llegó a fallar cinco tiros libres a minuto y medio del final perdiendo de cinco. Visto para sentencia.