Herrmann: "Una alegría que ayuda a salir adelante"

Copa del Rey | Unicaja campeón

Herrmann: "Una alegría que ayuda a salir adelante"

Herrmann: "Una alegría que ayuda a salir adelante"

PACO RODRÍGUEZ

Cabezas: "Ya era hora, llevábamos años muy cerca"

Bocinazo final y locura malagueña en el pabellón, convertido en un Martín Carpena en plena Zaragoza. Walter Herrmann volvió a ser el más intrépido: se subió a la canasta y arrancó la red del aro como recuerdo: "Esto va para mi mujer. Esta Copa es una alegría que ayuda a seguir saliendo adelante. Es para esta afición increíble". ¿Y en qué pensaba cuando, arrancada ya la red, se ha quedado sentado en la canasta y mirando a las gradas?, le preguntamos en plena carrera. "Pues ha habido un momento en que no pensaba en nada; sólo estaba disfrutando del triunfo".

Herrmann bajó por fin de las alturas, aunque de inmediato ayudaba a Fran Vázquez a subirse al otro tablero. "Cuidao, que me caigo", soltó el de Lugo con un acento contagiado por tanto andalucismo. Unicaja viste de verde y blanco, los colores de Andalucia. Especialmente orgullosos se sentían, por tanto, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez y Jesús Lázaro, los dos primeros malagueños y el tercero cordobés. "Esto es la leche", decía Lázaro, el bromista del grupo. "Ya era hora. Llevábamos muchos años cerca y al final la Copa es nuestra", decía Cabezas. Llegó Rafael Fernández, el presidente, y todos se hicieron la foto con él. Y bañaron en champán a Scariolo, que hasta entonces había preferido seguir en un segundo plano la fiesta de sus muchachos. "Estoy muy contento por la felicidad de la afición y de los jugadores, que lo pasaron mal al inicio", comentó el italiano.

El concurso consistía en ver quién gritaba más. Gritaba Garbajosa al saltar sobre Vázquez y caer sobre dos sillas. Y lo hizo Bremer al quitarse la camiseta y ondearla a modo de bufanda: "We are the champions of the world", cantaba mientras recogía con el grupo la Copa de manos de Eduardo Portela y Jaime Lissavetzky. Todos ellos se fueron al vestuario, pero cinco minutos después volvían a la cancha y subían a las gradas. Zaragoza era Málaga.