Así que van ustedes en serio. La Federación pretende recuperar la competencia del baloncesto profesional, comprar la ACB.

Es evidente que esto es una idea que hemos lanzado al aire porque el baloncesto es un producto con un potencial inimaginable y los que amamos este deporte nos resistimos a seguir viéndolo en caída libre.

¿Cómo se llevaría a cabo? Porque su idea puede generar tensiones...

No estamos hablando de crear un mando bicéfalo, ni de provocar una guerra de competencias, sino de algo más ambicioso. Propugnamos una gestión única del baloncesto. Sin entrar en una estúpida y demagoga guerra de siglas.

¿Qué es lo que falla en la ACB?

Es evidente que el desarrollo de la gestión actual del baloncesto es muy mejorable y no se nos debe demonizar por ponerlo sobre la mesa.

A muchos les ha cogido por sorpresa su plan.

Pues a nadie debería sorprenderle que se haga público este proyecto, porque ya lo adelanté el pasado mes de diciembre en el Foro Fundación Ferrándiz-AS y recuerdo que estaba de testigo el presidente de la ACB, Eduardo Portela.

¿A quién beneficia que la Federación se haga cargo por completo del baloncesto profesional?

Los clubes serían los máximos beneficiados de esta idea. En esa gestión única que proponemos, ellos tendrían un protagonismo máximo en el que habría un control absoluto que garantizo les permitiría triplicar y hasta cuadruplicar sus actuales ingresos.

¿En qué se basa?

Lo que no puede ser es que haya una empresa de márketing que por un lado negocie con la ACB y por otro con la Federación, porque ahí se dispersa el potencial económico y de imagen de este deporte.

¿Por qué meterse ahora en este lío?

La Federación lo que propugna con este proyecto de gestión única es que el baloncesto vuelva a ser uno de los deportes de referencia de este país sólo superado, lógicamente, por el fútbol. Sólo quiero que se analice que en los últimos diez años los ingresos que ha tenido la ACB han sido gracias al canon de cuatro millones de euros que cobra a los equipos que han ascendido de la LEB, curiosamente una competición regida por la Federación. Una estructura no puede vivir sólo de ese peaje que es exagerado y artificial.

¿Ha sondeado al Consejo Superior de Deportes?

Al CSD lo que le interesa son deportes fuertes, con tirón popular, bien gestionados y con gancho, por lo que estoy seguro que todo lo que sea mejorar el producto, como creemos que ocurrirá con esta idea, sería bien visto por la Administración.

Pero el baloncesto no sólo tiene que ganarse a la Administración, sino conseguir más aficionados.

Tenemos cinco millones de clientes potenciales gracias al programa que llevamos a cabo en 12.000 colegios, y no quiero que se me quede ni uno solo por el camino. No me preocupa ahora lo que piense la ACB sobre el proyecto, sino que todos los agentes y estamentos del baloncesto entiendan que aquí planteamos una solución para devolverlo a su sitio. No es una guerra de ideas, sino una lucha por alcanzar unos objetivos que defiendan el interés de todos aquellos que amamos este deporte.