Noche de magia para los chavales madrileños

Baloncesto | Globetrotters

Noche de magia para los chavales madrileños

Noche de magia para los chavales madrileños

Los Harlem Globetrotters conquistaron ayer el Telefónica Arena

El primero de mayo ha sido para ellos igual que cualquier otro día en su ajetreada carrera de actores deportistas: trabajo. Agradable, divertido, glamuroso, pero trabajo. Han recorrido ocho ciudades del norte de España en ocho días y tras su paso por Madrid, martes y miércoles, seguirán viaje el jueves, rumbo al sur. Pero la rutina o la fatiga no afectan a los Harlem Globetrotters. Como hace dos años en el Palacio Vistalegre, ante 14.000 espectadores, ayer brindaron un trepidante espectáculo a los aficionados que se congregaron en el Telefónica Arena.

Todo con genuino sabor y color americano. El rojo, blanco y azul de la enseña estadounidense aparecen por todas partes. Desde las franjas del balón a los uniformes de los jugadores, e incluso en las cintas de papel que adornan la aparición de los jugadores en la pista o festejan sus mayores triquiñuelas. Todo ello al ritmo de Sweet Georgia Brown, que le pone sonido al festejo.

La mascota del equipo, Globie, ha ido ganando protagonismo con el paso de los años. Es la encargado de caldear el ambiente, de atraer la atención de los niños e implicarles en el espectáculo. La conexión con el público es enorme y tiene su punto cumbre cuando se invita a dos chavales a convertirse por unos minutos en globetrotters dentro de la pista. Bajo la vestimenta y disfraz de Globie está un ágil atleta llamado Jason Trenard Hines, con brillante palmarés deportivo en el pasado. Ahora, como Globie, deja boquiabiertos a pequeños y adultos con sus contorsiones o bailes.

Eficacia.

Un guión con mucho gancho, en definitiva, tan efectivo como el tiro de gancho que exhiben los propios jugadores, en especial Showtime Gaffney, que es una de las estrellas máximas del grupo, con alarde de versatilidad en su actuación. Porque Gaffney tan pronto sorprende con un enceste desde medio campo como se encara con el árbitro, Barry Terry, al que hace rabiar con sus bromas. Barry Terry, el árbitro gordito y bonachón, suda tanto como los jugadores con sus carreras por la cancha. Incluso obedece órdenes de los jugadores. Por mucho que lo intente, Barry Terry no puede meter en cintura a los Globetrotters, que incluso le pasan el balón y se saltan a capricho las reglas de juego.

Los integrantes del blanco equipo rival, New York Nationals, se resignan a la segura derrota. Su único consuelo es ser espectadores de primera línea en el festival contrario. Incluso ellos deben admirar los malabarismos, los pases y tiros inverosímiles de los trotamundos negros. Hay una larga tradición de dribladores mágicos en los Harlem Globetrotters. Shane Christensen, el mejor de la actualidad, ha tenido precursores ilustres, como el mítico Reece Goose Tatum, uno de los jugadores con mayor carisma que han vestido el uniforme multicolor e inconfundible de este equipo que nació en Chicago hace 81 años y es conocido en todo el planeta.