Batista, de Pozuelo a Tel Aviv pasando por la NBA

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Batista, de Pozuelo a Tel Aviv pasando por la NBA

Batista, de Pozuelo a Tel Aviv pasando por la NBA

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El MVP de la jornada se mide al Madrid, su antiguo club

El destino es enrevesado, lo sabe bien Esteban Batista (2,08 m y 24 años), el primer uruguayo en jugar en la NBA; pero a él las carambolas de la vida le han sido favorables. En 2003, con 20 años, se comprometió con el Real Madrid y fue cedido al Pozuelo, en la LEB 2. El contrato de cinco años quedó en papel mojado. El club blanco y el jugador esperaban un pasaporte comunitario que no llegó. Tras regresar a su país, terminó la campaña 2004-05 en el Calpe. De la segunda categoría española pasó a la NBA. Sin escalas. "Para dar un paso tan grande es necesaria mucha ambición, aunque aquella es una competición política en la que es difícil entrar", nos cuenta el de Montevideo.

El 2 de noviembre de 2005 hizo historia para Uruguay al debutar en la liga norteamericana con la camiseta de los Hawks. Dos campañas en Atlanta, donde logró 174 rebotes y 121 puntos en 70 partidos, y de vuelta a Europa, a un grande, al Maccabi Tel Aviv. Entró como pívot de rotación y tras las lesiones de Fizer y Vujcic ha explotado: 25 puntos y 13 rebotes en Kaunas la semana pasada y el premio de MVP de la jornada ("Más que técnico, soy un jugador aguerrido, del estilo de Felipe Reyes, con el que nunca he jugado, pero sí he compartido entrenamientos con su hermano Alfonso"). Un reconocimiento continental justo antes de medirse mañana al Madrid, su antiguo club, en un duelo crucial para el Top 16. "No salí mal del Madrid y de haber logrado el pasaporte comunitario hubiera continuado. Sin él, entiendo que no tuviera sitio, apenas llevaba tres años jugando. En el futuro no me cierro puertas. A cualquiera le gustaría jugar en el Madrid, en Vistalegre o en el Bernabéu".

Autobús.

Y es que Batista es un apasionado del fútbol, un jugador frustrado. "Mis inicios en el deporte fueron como futbolista, no sabía nada de baloncesto. Admiraba a mis compatriotas Francescoli y Rubén Sosa. Pero pasé de jugador de campo a portero en categorías inferiores del Nacional (de Montevideo), siguiendo la estela de mi hermano Edgardo que tuvo una corta carrera profesional. Un día, sin embargo, el técnico me dijo: 'Tenemos muchos porteros y... te deseo suerte' Ahora que lo pienso, no sabe el favor que me hizo".

En 2000, con 16 años, rondaba ya los dos metros y un hincha del Club Welcome lo descubrió en un autobús en Playa Pascual, donde creció. Pasó las pruebas y fue el inicio de su meteórica carrera. Desde entonces no ha parado. En el Suramericano de 2006, con Uruguay, ganó la plata y firmó 21,3 puntos y 10,8 rebotes. Su próxima presa es el Madrid y su gran sueño, la Final Four.