Tanto Xavi Pascual como Fotis Katsikaris consideran el segundo encuentro de la final de hoy como el más decisivo de la serie. Para los azulgrana porque, en caso de ganar, viajarían al infierno de Miribilla con la opción de volver al Palau y, para los bilbaínos, porque la victoria les daría dos oportunidades de solventar el título en su pabellón, como ya hicieron ante el Real Madrid en semifinales. Quizá por eso, Katsikaris quitó hierro a la derrota del jueves (74-64), aunque el escandaloso 64-38 (min. 29) que señalaba el marcador, decía mucho sobre las diferencias entre ambos equipos. Que los azulgrana cuentan con más recursos desde el banquillo está claro y Pascual encontró la clave para doblegar a su rival: asfixiarlo desde la salida, controlar el rebote -por primera vez en la temporada sus hombres superaron a los de Katsikaris en esta faceta y, además, sumaron 16 ofensivos- y frenar a Aaron Jackson al que Sada, Ricky y Lakovic no dejaron ni siquiera respirar.

Sonseca, duda.

Con este planteamiento es evidente que el Bilbao tendrá que mejorar en muchas líneas. La efectividad de Mumbrú, Vasileiadis y Blums desde el perímetro es contrarrestada por Anderson, Morris, Navarro y compañía, por lo que la defensa interior es clave. En el primer encuentro Perovic, Vázquez, Ndong y Lorbek sometieron a un férreo marcaje a Banic y Mavroeidis y dejaron algo libre a Hervelle, su mejor hombre en la pintura, que no pudo evitar los doce rebotes de diferencia para los catalanes.

Edu Sonseca está mejor. Hoy se vestirá de corto e, incluso, podría ser infiltrado para oponer algo más de resistencia a las torres azulgrana. "El jueves no se vio a mi verdadero equipo", dice Katsikaris.

Ricky: posible adiós en el Palau

Esta tarde podría ser el último encuentro de Ricky Rubio en el Palau Blaugrana antes de irse a la NBA, si la serie no llega al quinto encuentro. El jueves tampoco brilló, pero cumplió en defensa y quiere ganar la Liga. El único título que no tiene.