Con el universo NBA en plena lucha sindical y el lockout haciendo de las suyas (que se lo digan a los Gasol, que entrenan pero no juegan con el Barça... de momento), Juan Carlos Navarro y sus compañeros quedan, a ojos del panorama internacional, como el mejor espectáculo que se puede ver a día de hoy en una cancha de baloncesto. El MVP de moda (Eurobasket y Supercopa, por hablar sólo de lo más reciente) muestra apenas la punta del iceberg del actual campeón de Liga, una máquina engrasada casi a la perfección que este año ha añadido los engranajes de Huertas (para hacer olvidar a Ricky), Eidson y Wallace... Favorito a ganarlo todo, dentro y fuera de España.

Pero el actual campeón de Liga, obligado casi a arrasar en su primer obstáculo, llega a una plaza que históricamente le dio muchos sustos. De las diez veces que el Barça pisó la capital del Segura, sólo ganó en seis (el propio Navarro lo sufrió en sus carnes). Y el proyecto de los murcianos, recién ascendidos y actuales campeones de la Adecco Oro, es de los más ambiciosos de la última década con fichajes del nivel de Kurz (MVP el pasado año hasta que se cansó de los impagos en Granada), Augustine, el veterano Miso y, sobre todo, el base español del futuro, un Franch por el que UCAM Murcia apostó de forma decidida arrebatándoselo al Joventut.

Outsider lastrado. Pero el Barça es de otra galaxia y los murcianos, que sueñan con llegar vivos al último cuarto, arrancarán la Liga lastrados por las lesiones de pretemporada. Luis Guil sueña con que UCAM Murcia sea la revelación (jugar Copa o playoff)... Para ganarse ese cartel debe empezar por hacer sudar a La Bomba y compañía. Y eso, ya saben, no es nada fácil.