El Madrid cerró ante los Raptors la primera gira de su historia por Norteamérica. Y lo hizo casi en la clandestinidad, sin que ninguno de los dos partidos se ofrecieran en televisiones españolas, aunque el último, en Toronto, sí contó con cobertura en Canadá y se pudo ver en internet. Una gira que no deja lesionados a dos días del inicio de la Euroliga y en la que el Madrid ha mostrado una buena imagen en la cancha.
Dio la cara el sábado en Memphis (105-93) y se acercó un poquito más a la victoria ante los Raptors (102-95). Pese a la estrechez del marcador, el equipo de Calderón no cedió el control. Toronto sumaba apenas cuatro o cinco entrenamientos de pretemporada, pero su superioridad atlética fue incontestable. Tras un espectacular arranque blanco (10-20 con mejoría de Begic), el despliegue físico de Amir Johnson puso las cosas en su sitio para los NBA con un parcial de 19-2 (29-22).
El giro de tuerca en defensa ahogó al Madrid, que acusó dos claras desventajas. La velocidad es uno de sus puntos fuertes, pero esa virtud no cuenta frente a rivales NBA, siempre mejores en el despliegue físico. El segundo obstáculo: el triple frontal se encuentra medio metro más lejos. Y los de Laso son un equipo de perímetro. De cada diez lanzamientos a canasta cuatro o cinco son de tres puntos. Esta vez tiró 28 veces con un porcentaje aceptable (35%, aunque lejos del fantástico 49% de la Liga). Eso, unido a los 15 tiros libres errados, resultó un muro insalvable.
El Madrid se puso arriba de nuevo en el tercer cuarto (69-71), con Pocius brillante (15 puntos), el mejor junto a Mirotic (algo fallón en el tiro, pero... 17 y 12 rebotes) y Llull (8 asistencias). A nueve minutos del bocinazo, el Real aguantaban (80-79). Dos triples del novato Ross y las canastas de Lucas anticiparon el desenlace. También ayudó un arbitraje quisquilloso con los visitantes, acostumbrados a otras normas. Los Raptors gobernaron el duelo, aunque resultaron más sólidos con los suplentes.