Con la temporada a punto de empezar (lo hace mañana), los Oklahoma City Thunder, actuales subcampeones, sorprendieron a toda la NBA al traspasar a James Harden a los Houston Rockets a cambio de Kevin Martin, Jeremy Lamb, dos primeras rondas del draft y una segunda ronda. El escolta, oro olímpico en Londres, acababa contrato el verano que viene y había rechazado la oferta de renovación de 55,5 millones de dólares por cuatro años. Houston le dará 60 millones, el máximo.

Los Thunder rompen así la columna vertebral que les llevó hasta el éxito (Durant, Westbrook e Ibaka sí están atados) y parecen debilitarse este año, sin embargo su futuro se aclara con dos rookies muy prometedores (Lamb y Perry Jones), elecciones altas en el draft y cierta flexibilidad salarial.

Por su parte, Harden (mejor sexto hombre de la pasada temporada con 16,8 puntos por partido) asume a los 23 años la responsabilidad de convertirse en el jugador franquicia de los remozados Rockets, que también han incorporado este verano a Jeremy Lin y Omar Asik y aspiran a entrar en playoffs.