Lejos quedan los tiempos en los que rompía récords de invencibilidad, de la mano de Tabak. Con la cercanía de la Copa, el Caja Laboral ha caído en barrera y se ha hecho tan irreconocible como en los últimos tiempos de Ivanovic. Después de tres derrotas consecutivas en la Euroliga, la triste eliminación copera ante el Barça y la debacle en Santiago, cerrando una vuelta ACB impecable, tocaba reaccionar en El Pireo. Pero el equipo se cayó, aunque por lo menos tuvo orgullo para salvar el average con un 2-11 final, y clavar el resultado del Buesa.
El 2-10 inicial ya asfaltaba los malos presagios. Los baskonistas firmaron 11 pérdidas en 15 minutos y no encontraban referencias. Demasiadas decisiones individuales y mucha debilidad en el uno contra uno. Spanoulis aprovechó esas ventajas y Printezis se movió como quiso por la zona y sus alrededores. Lampe, sin pasión, dejó su sitio a Pleiss y Tabak lo intentó todo: dos bases (Heurtel y el desahuciado Cabezas), una zona... nada funcionaba. El Olympiacos no es que lo bordase, pero se vio con una ventaja estabilizada en cerca de 20 puntos y pensó que estaba hecho y al final salió con un sabor amargo. Ambos equipos pelean por la cuarta plaza hacia los cruces de cuartos.