El CB Valladolid vive sobre un fino alambre. Y no es una situación nueva. Este club fundador de la ACB arrastra desde hace 20 años una crisis que ahora ya ahoga. Y eso que en los dos primeros del anterior presidente, José Luis Mayordomo, estuvo a punto de equilibrar la nave. Tras un concurso de acreedores que duró 14 meses, el club pucelano negoció una deuda de 4,2 millones de euros a pagar en ocho años. Fue la primera vez que alguien se ocupó de la losa que lastraba el día a día del club.
A esta puerta abierta al futuro se sumaron dos excelentes campañas de baloncesto con Fisac al frente del equipo. Pero la mayor virulencia de la crisis y un año nefasto en lo deportivo acabaron poniendo al club casi en la misma cifra de deuda que antes del concurso. El descenso, ganado a pulso por el equipo, se evitó durante un verano loco en los despachos.
Luego llegó la confección de una plantilla apuntalada una semana antes del comienzo de la Liga. Y la situación económica se agravó. El nuevo presidente, José Luis de Paz, está considerando marcharse y el ayuntamiento parece desmarcarse. Los impagos se han sucedido: a muchos trabajadores se les adeudan más de seis meses. Algunos jugadores llevan tres o cuatro sin cobrar. Montañez, que llegó hace dos, aún no ha visto una peseta. Nacho Martín -casi tres años aguantando atrasos- confirmó las deudas hace unos días. La posibilidad de un cierre o una venta de la plaza planea sobre Pisuerga. Mientras, el equipo sigue obrando un milagro en la cancha y ya suma nueve triunfos.