El Barça se pasea en San Pablo

CAJASOL 72-BARCELONA 91

El Barça se pasea en San Pablo

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RAÚL CARO

EFE

El Caja sólo resistió dos cuartos. El rebote, clave. El acelerón final del Barça se produjo en el tercer cuarto. Un triple de Oleson hizo el 55-68 y ahí acabó todo.

Todo como deparaba el guión. Sin sorpresas se impuso el Barcelona en la cancha de un Cajasol que, aunque mantuvo la fe hasta el descanso, no está para estas batallas. Los de Xavi Pascual mantienen la velocidad de crucero en busca de la segunda plaza y sólo han perdido un encuentro (precisamente ante el Caja Laboral, segundo en la tabla) de los últimos nueve. Con un abuso insultante del rebote y un juego colectivo a años luz de los hispalenses, el Barça no necesitó ni su mejor versión para noquear a los de Aíto García Reneses, quienes acumulan ya tres partidos para olvidar, repletos de defectos tanto en ataque como en defensa. El Caja aguantó el pulso dos cuartos, gracias en parte a lan relajación defensiva del Barça. No brilló Navarro, tampoco Tomic. Ni siquiera necesitó a Pete Mickeal quien, con gripe, ni se vistió. Pero sí hizo lo que quiso Nathan Jawai. El australiano pasó como un huracán por San Pablo: 9 rebotes, 14 puntos y 20 de valoración. Le escudaron Oleson y Lorbek, por si quedaba alguna duda de la diferencia de potencial entre el Barça y un Caja en el que sólo uno estaba a la altura del rival: Satoransky.

El checo empezó enchufado y ayudado por Holland en la anotación, lo cual impidió un temprano despegue blaugrana. Pero la enorme superioridad en el rebote de los de Pascual no daba opción alguna al Caja, que no sabía como cerrar esa sangría. En el momento en el que el Barça apretaba algo atrás, su ventaja crecía. Se puso diez arriba nada más arrancar el segundo cuarto, pero levantó el pie y el Caja sacó orgullo. Blakney dio señales de vida y Satoransky no se desenchufaba. Se pusieron a tres lode Aíto y forzaron la tercera personal de Tomic. Había quien creía en el milagro. Aunque para soñar con ganarle al Barça hace falta una defensa mucho más seria, el Caja al menos sí competía. Incluso tuvo una bola para empatar antes del descanso, pero erró: 41-44.

Algunas estadísticas decían que el Barça lo estaba haciendo bastante mejor que el Caja. Lo de los rebotes era de escándalo (8-29 a mitad del tercer cuarto y 16-39 al final del choque). Y la valoración era más de lo mismo: 45-82 poco después de volver de vestuarios y 64-112 a la conclusión. Sin embargo, el orgullo cajista permitió que el marcador que realmente cuenta, el de los puntos, le permitiera soñar con la machada. Era un espejismo, estaba claro. No se despegaba el Barça y eso inquietaba a Pascual, que no quería sorpresas en un partido en el que no debía haberlas, pese a la temprana cuarta personal de Tomic. Como quiera que los blaugrana se habían relajado en el segundo cuarto tras ir diez arriba, Pascual retó a los suyos con no levantar el pie nunca más. Y así sucedió. Con su mejor quintento en la cancha volvió a buscar y encontrar un acelerón: 41-51. Dos triples de Blakney y Sastre volvieron a sacudir al Barça, que esta vez sí respondió enseguida, con otros dos lanzamientos de tres de Oleson y Lorbek. El escolta apuntilló la cosa con otro triple más en el último segundo del tercer cuarto: 55-68.

Aíto lo veía cada vez más difícil, pero decidió exprimir a Satoransky, la luz de este Cajasol. El milagro no llegó. El Barça ganaba más que cómodamente y de ahí al final fue un rodillo, pese a no jugar al cien por cien. A falta de cinco minutos todo estaba escrito: 61-77. No está el Caja para estos trotes. Y sí está este Barça para que haya algo de más fe en sus capacidades para este final de la temporada.

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