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Jordan Farmar: el 'buen chico judío' que suma de tres en tres

Ante los Kings se convirtió en el tercer reserva en la historia de la NBA que anota ocho triples y reparte siete asistencias. Un premio a la disciplina que le enseñó su padrastro.

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Jordan Farmar: el 'buen chico judío' que suma de tres en tres
STEPHEN DUNN AFP

Jordan Farmar (Los Ángeles, 30-11-86) se convirtió en la madrugada del viernes ante los Kings en el tercer jugador de banquillo en la historia de la Liga norteamericana capaz de sumar en un partido ocho triples (de diez intentos) y siete asistencias (terminó con 30 puntos, su tope). Un premio a la constancia, la disciplina y el duro trabajo que le inculcó desde muy pequeño su padrastro, Yehuda Kolani. "Nunca he conocido a una persona que trabajara tan duro", ha dicho siempre el base de los Lakers. Su padres, el jugador de béisbol de las Ligas menores Damon Farmar y Melinda se divorciaron cuando él tenía sólo dos años, aunque Mindy, como la conocen, tardó poco en encontrar a su nuevo y definitvo marido.

Farmar estudió en una escuela hebrea y comenzó a jugar al baloncesto desde bien pequeño, a pesar de que pasaba horas y horas viendo a su padre y a su padrino, el all star Eric Davis jugando al béisbol. El pequeño Farmar pronto empezó a despuntar. En la High School anotó 54 puntos en un partido y terminó ese año llevando a su instituto, el Taft (donde también estudiaron el rapero Ice Cube o la actriz Lisa Kudrow) a su primer título, siendo elegido el mejor jugador de Los Ángeles, además de entrar en la selección para el prestigio partido McDonald's High School.

Considerado uno de los más prometedores bases de su generación, con UCLA llegó hasta la final de la NCAA, aunque su equipo perdió en ella ante Florida por 57-73. Después de eso se declaró elegible para el draft. El 28 de junio de 2006 los Lakers le elegirían en el puesto 26 y comenzaría así un sueño bañado en púrpura y oro y divido en dos capítulos: uno, entre 2006 y 2010, antes de que jugará dos temporadas en New Jersey, y el segundo, con su vuelta al equipo angelino esta temporada tras jugar en Europa.

En 2011, mientras duró el lockout, Farmar jugó en el Maccabi. Su llegada a Tel Aviv sembró el caos. Arropado por un centenar de seguidores que le recibieron en el aeropuerto y vestido con una camiseta amarilla con letras azules en la que se leía Nice Jewish Boy (Buen chico judío), el base se metió a la afición macabea en un segundo. Aunque su etapa israelita duró poco: diez partidos, siete de ellos de Euroliga en los que promedió 14,1 puntos y 4,1 asistencias. La temporada siguiente volvería a Europa, pero para jugar en el Anadolu Efes, equipo con el que firmó un contrato multimillonario: tres años a razón de cinco millones de dólares por temporada. Sólo se quedaría dos, ya que este verano llegó a un acuerdo con los Lakers y regresaría a la NBA.

Casado desde hace un año con la futbolista Jill Oakes, es un tipo muy familiar y tiene una gran relación con su hermanastra, Shoshana Kolani, como muestra, el tatuaje que luce en su brazo izquierdo: ambos de espaldas, vestidos con equipaciones de baloncesto y la frase Just the two of us (Sólo dos de nosotros) rodeándolos. Muy comprometido socialmente, organiza cada verano un campus ecológica en UCLA y en 2008, pasó una semana trabajando con niños de Israel y Palestina. También ha hecho sus pinitos en la tele. Participó en el maratón televisivo de Chabad con el reto de conseguir 37 tiros en 90 segundos (encestó 40) que se tradujeron en 66.600 dólares y también apareció junto a Pau Gasol en un capítulo de la serie NUMB3RS.