BARCELONA 104-BILBAO 75

Partido fantasma en el Palau

Después de su angustiosa semana, el Bilbao jugó en el Palau pero no pudo competir ante un Barcelona sobrado que no quiso hacer sangre. Lampe sigue con su reinserción.

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El Bilbao Basket desconvocó el sábado la huelga que tenía que comenzar esa misma noche y viajó a Barcelona. Su mérito desde ese punto de vista fue comparecer el Palau. No estaba en lo deportivo para competir después de una semana de cuchillos largos y despachos demasiado calientes. Al fondo queda el pasillo del Real Madrid, por delante un futuro mejor, a priori, pero todavía inestable en el que para empezar hay que perder de vista las plazas de descenso. El Bilbao Basket fue al Palau y jugó como pudo. Mal, pero jugó. Aquella imagen del pasillo del Real Madrid fue hermosa pero dura: lo estético (y ético) que tiene el deporte no puede confundirse con la terrible realidad de unos profesionales que no cobran.

Nos sorprende en el deporte de elite pero sucede cada día en las calles de todo el país, así que por encima de todo el asunto es un drama que por desgraciadamente cotidiano no deja de encerrar una odiosa patología social: la gente quiere trabajar y no puede. Y muchos que trabajan quieren cobrar y no lo hacen. Y esa gente incluye a veces a un equipo que tiene dos Juniors de Oro (Raúl López y Germán Gabriel), un campeón del Mundo (Alex Mumbrú) y un guerrero con una Euroliga y tres ACB en su palmarés (Roger Grimau). Un equipo que hace menos de tres años jugó la final de la Liga, precisamente ante el Barcelona, y hace menos de dos los cuartos de final de la Euroliga ante el CSKA. Un equipo que, todavía con vida, le dio el primer disgusto de la temporada ACB al Barcelona: 80-72 en la primera vuelta. Hace menos de cinco meses, parece que ha pasado una eternidad…

Porque desde entonces el Bilbao Basket se ha descosido por completo en lo institucional y amenaza ruina en el deportivo con la puntilla de la marcha de Kavaliuskas y, a perro flaco todo son pulgas, las lesiones de Raúl López y Hervelle. Y el Barcelona ha ido ensamblando su carísima maquinaria hasta convertirse en, ahora mismo, el terror de Europa: 14 triunfos seguidos, desde que perdió la final de Copa en la última décima, entre Euroliga y ACB (siete y siete). La sugerencia de un partido fantasma se cumplió a pies juntillas: el Barça rompió en el primer cuarto (32-15) y no quiso hacer mucha más sangre. El Bilbao Basket no tuvo ritmo físico ni concentración, y se sostuvo a base de tiros libres (23/28) y de los arrebatos de caballería de Grimau , Mumbrú y Gabriel. Los tres que tendrán que sacar al equipo adelante mientras llegan las soluciones institucionales.

El Barcelona defendió poco y a ratos mal pero anotó en casi cada ataque. Tampoco se sintió cómodo con el partido, empatía de compañeros, e hizo lo justo para dignificar una mañana que venía torcida desde días atrás. Lo peor para el Bilbao y el marcador final (la tercera vez que el Barça supera los 100 después de los dos partidos ante el Valladolid) fue que la profundidad del equipo de Pascual siempre obliga a los que juegan a reivindicar su puesto en la rotación. Así que no fue precisamente un descanso para los de Rafa Pueyo ni el día libre de Oleson y Nachbar ni los pocos minutos de Huertas (18 puntos y 18 de valoración en menos de 17), Navarro (10 puntos, 6 asistencias), Papanikolaou, Dorsey o Tomic (6 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias en menos de un cuarto de hora).

El plan B demostró que está articulado y armonizado, una de las claves de este Barcelona ahora mismo de puro dulce y que está encontrando además una versión muy buena, por fin, de Lorbek. La segunda unidad brilló con un Pullen confiado, unos Hezonja y Abrines a los que se les cae el baloncesto de los bolsillos,un Todorovic que necesitaba especialmente buenos minutos y un Lampe que se ha convertido definitivamente en el expediente X del actual Barça, un extraño factor que apuntaba a asocial y que puede acabar siendo importante contra cualquier pronóstico que se podría haber hecho hace un mes. En los cuatro partidos de ACB desde su vuelta tras una escamosamente larga lesión, promedia 19 puntos, 8 rebotes y 24 de valoración. Y ha metido 30 de los 40 tiros de dos que ha lanzado. Rivales menores y partidos de baja tensión competitiva, sí, pero también una invitación a pensar que Pascual tiene un plan de reinserción para el polaco que, sería otro tanto gigante para él como entrenador, quizá funcione.

El partido fantasma se saldó con un 134-67 de valoración, un 42-27 en rebotes, un 24-7 en asistencias… El Barcelona tiró bien incluso desde la línea de tiros libres, más que un talón de Aquiles esta temporada, y sigue creciendo en el mejor momento de la temporada, convertido en aspirante de verdad a todo. Para el Bilbao Basket llega la espera que desembocará en la asamblea de abril entre, suponemos, un constante cruce de informaciones y rumores que aterrizará en el lugar en el que quedará finalmente un equipo que hace dos años jugaba los cuartos de final de la Euroliga. Esperemos que ese lugar sea el que merecen sus profesionales.