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Carmelo Anthony usa el ajedrez para ser cada vez mejor jugador

Autodidacta, Carmelo juega para relajarse y su mujer reconoce que le ayuda como jugador: "le calma y le hace tener más concentración, pensar todo dos veces".
República Dominicana-USA

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Carmelo Anthony usa el ajedrez para ser cada vez mejor jugador
Russell Isabella USA Today Sports

Al número 3 del draft de 2003 (por detrás de LeBron James y… Darko Milicic) se le empieza a acabar el tiempo. Carmelo Anthony cumplirá en mayo 30 años y lleva en Nueva York desde el parón del All Star de 2011. Todo lo que ha conseguido es jugar una final de Conferencia Oeste con los Nuggets (perdida en 2009, 4-2 ante los Lakers) y una semifinal de la Conferencia Este, el año pasado ante Indiana Pacers (los Knicks perdieron 4-2). Y su mayor éxito, además de los dos oros olímpicos sumados con el Redeem Team de Estados Unidos, sigue siendo el título de la NCAA logrado con Syracuse… en 2003.

A Carmelo se le acaba el tiempo… y acaba contrato porque tiene una player option para quedar libre en verano. La ecuación aterroriza a unos Knicks que hasta ahora sólo han podido ofrecerle dinero y que saben que a Melo le intrigan dos proyectos deportivos de primera magnitud que le quieren como guinda: Houston Rockets y Chicago Bulls. La llegada de Phil Jackson a los despachos ha servido, en ese sentido, para que aumente el optimismo acerca de la continuidad de un Anthony que valora la cultura ganadora que rodea al Maestro Zen. De hecho, tras la presentación multitudinaria de este afirmó que se trataba de “un gran movimiento desde mi punto de vista de jugador de ajedrez”.

La frase quedó en suspenso hasta que tiró de ella el periodista Chris Herring: efectivamente, Carmelo Anthony se ha convertido en jugador de ajedrez, una práctica a la que llega tardío (la media de edad de los recién llegados en la Federación de Estados Unidos es inferior a diez años) pero que le ayuda en las canchas de la NBA. Se trata de ampliar su capacidad mental, algo que le ha fallado en algunos momentos en pista, y ayudarle a mejorar su toma de decisiones y su capacidad para entender el juego como un todo y anticipar situaciones y movimientos. Y se trata de equilibrio, según su mujer, La La Vazquez: “El ajedrez requiere mucha concentración reflexión, le tranquiliza. En la pista no para de saltar, de correr, tiene que hacer cosas a toda velocidad, en el aire… Pero en el ajedrez tiene que estar tranquilo y darle a todo un par de vueltas. Está madurando, va a cumplir 30 años y ya no es un niño. Todo forma parte de una progresión natural a medida que se va haciendo mayor”.

Carmelo es autodidacta. Ha aprendido a base de leer libros, aprender reglas y jugar partidas en verano contra familiares y amigos: “Llevo un par de años, siempre había querido hacerlo pero me parecía demasiado difícil para mí, pensaba que nunca conseguiría entenderlo. Todavía no soy ni mucho menos un experto, pero ya sé jugar a un nivel básico y eso ya no me lo quita nadie”, asegura mientras le empieza a enseñar también a su hijo Kiyan, de siete años.

Y el desarrollo mental que le ha aportado también le ayuda en la pista, donde ha mejorado su visión de juego y su capacidad para ser un jugador más completo a medida que ha ido ganando experiencia. En lo que sigue siendo uno de los mejores, seguramente de la historia, en a la hora de anotar y de jugar uno contra uno contra cualquier defensa: “Muchas veces ni miro a mi defensor. Me concentro en ver de dónde vienen las ayudas, cómo se mueve la defensa rival. Así sé que tendré todo controlado una vez que supere al jugador que me está defendiendo”.