Hoy Estudiantes y Real Madrid vuelven a enfrentarse y la capital disfrutará de un derbi que va mucho más allá de lo deportivo. Dos mentalidades distintas de entender el baloncesto se darán cita en el Palacio de los Deportes, la cancha de ambos clubes. En esta ocasión será el Estudiantes quien cuente con el inestimable apoyo de su animosa afición en busca de “hacer feliz a mucha gente”. Tal y como reza el eslogan del spot presentado por los del Ramiro con motivo del enfrentamiento ante su eterno rival, los hombres de Txus Vidorreta quieren ser el equipo que ponga el punto y final a la racha de 26 victorias consecutivas de los madridistas en Liga Endesa.

Como ocurre en el día a día, ambas instituciones representan diferentes filosofías. El Madrid de Pablo Laso pretende volver a ser el equipo que dominó el viejo continente con una plantilla que levanta admiraciones por su manera de jugar y hacer disfrutar al público. Ante la recta final de la temporada, son los títulos quienes deben refrendar este buen gusto y preciosismo. Enfrente está el Estudiantes, el vecino pobre pero digno. Se nutre de las perlas que forma en su fabulosa cantera (caso de Felipe Reyes y Sergio Rodríguez, ahora rivales) y de una serie de jugadores que suelen emplear su paso por el club como forma de trampolín en su carrera.

Como consecuencia de la galopante crisis que aún atraviesa el país, en vez de reducirse, las diferencias económicas entre ambos no han hecho más que aumentar. Si bien el Estudiantes ha dejado de pelear, o por lo menos estar la zona noble de la clasificación, el Real Madrid acude como líder invicto. No obstante, el orgullo ha hecho ha hecho que los colegiales hayan sabido frenar en su propia cancha a lo largos de los últimos los distintos proyectos de los blancos a los que se han enfrentado. Prueba de ello es que, en Liga Regular, los madridistas no consiguen repetir triunfo como visitantes en un derbi desde que lo hicieran entre las temporadas 96/97 y 01/02. Desde entonces, y pese a la derrota del curso pasado por 74-87, el ‘Estu’ se ha impuesto en siete de los once enfrentamientos que ha disputado como local sin contar los de playoffs. A su vez, esto puede servir para que los hombres de Pablo Laso encuentren otro aliciente para derrotar a su vecino en vísperas de los dos primeros cruces de cuartos de final de la Euroliga ante Olympiacos la semana que viene.

No obstante, echando un repaso a las estadísticas totales en los enfrentamientos entre ambos, los números señalan a los de Concha Espina como el gran dominador. De los 160 encuentros oficiales ya disputados, incluyendo ya aquí los cruces en eliminatorias, el Madrid se ha impuesto en 117, por apenas 42 victorias colegiales y un empate registrado en la campaña 80/81, poco antes del inicio de la ACB. Desde que esta se instaurara en la 83/84, el balance es favorable a los blancos con un total 66 victorias por 34 derrotas. Sin embargo, en los 47 encuentros con los colegiales como anfitriones, la brecha se reduce hasta lucir un igualado registro de 21 victorias y 26 derrotas favorable a los de Concha Espina.

Algunos de estos triunfos desataron una ola de pasiones sin igual por lo espectacular del encuentro. Tal es el caso del encuentro disputado en el Madrid Arena dos días antes de clausurar el 2009. Cuando todo parecía indicar un triunfo del Real Madrid de Ettore Messina en el día del debut de Marko Jaric, un triple de ‘Pancho’ Jasen desde más allá de ocho metros establecía el empate a 69 y mandaba el choque a la prórroga. Ya en el tiempo extra, Daniel Clark vivió su mejor momento como jugador colegial para acabar dando la victoria a los suyos con otro lanzamiento desde más allá de la línea de tres puntos. El delirio se apoderó de La Demencia.

Aquel fue uno de los derbis más emocionantes que se recuerdan de los últimos tiempos. Algo que esta tarde (19:00, Teledeporte) esperan se repita los aficionados del baloncesto en general y de ambos equipos en particular ante un Palacio a reventar. Aunque ya no se miden dos clubes con los mismos intereses deportivos, la magia del derbi envuelve una atmósfera cargada por una rivalidad legendaria. Hoy Madrid vuelve a respirar baloncesto.