Los Lakers dieron por finaliza esta aciaga temporada con una victoria intrascendente ante unos apáticos San Antonio Spurs, que con todos los deberes hechos (mejor equipo de la NBA esta campaña), se permitieron el lujo de dejar al mejor 'cuatro' de la historia de la Liga en el banquillo por séptima vez esta temporada (sólo en una ocasión fue por lesión, el resto por descanso).

No hay mucho más que decir de la campaña de los Lakers que no se haya señalado ya. Han batallado durante todo el año con las lesiones. Perdieron a Kobe Bryant a mitad de la temporada y tanto Steve Nash como Pau Gasol no han parado de entrar y salir de la enfermería, y han acumulado récords negativos a cada paso que daban.

Ahora, se espera que los angelinos cambien radicalmente. Que la próxima temporada sea la del despertar después de acabar este año con el peor registro desde que se mudaron a Los Ángeles (27-55)... Y el técnico Mike D'Antoni y el español son los que tienen su futuro más en el aire, después de que los Lakers hayan perdido su billete a los playoffs por tercera vez desde 1997.

El cuanto al partido, poco que decir. Los Lakers se llevaron un encuentro sin historia ante unos Spurs con la cabeza puesta en el duelo texano ante Dallas de la postemporada, gracias a la gran aportación de Jordan Hill (18 puntos y 14 rebotes).