OLYMPIACOS 71 - REAL MADRID 62

El Olympiacos anula al Madrid y habrá quinto partido el viernes

La buena actuación de Rudy (18 puntos y 26 de valoración) no fue suficiente. En el equipo griego sobresalió Dunston (13 tantos, 9 rebotes y 25 de valoración).

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Ahí lo tienen, el Palacio de la Paz y la Amistad. Con su humo y sus petardos, con su parafernalia. Cancha maldita era el lunes antes del tercer partido y cancha maldita sigue siendo ahora. En trece duelos con el Olympiacos en El Pireo, el Madrid ha perdido doce. Bartzokas y sus jugadores han conseguido lo que todos los clubes juntos no habían logrado en seis meses, que los de Laso tropiecen dos veces seguidas. No hay quinto malo, dicen, pues ya está aquí para desempatar la serie (2-2): el viernes en el Palacio (20:45, Canal+ Deportes).

Esta vez los rojos anularon la maquinaria de guerra blanca, su ataque, su velocidad, su control del ritmo. Y para ello arriesgaron atrás y concedieron los tiros libres que hicieran falta (28). Pero la consigna era clara: ni un contraataque ni una canasta fácil. Hace una semana el Olympiacos entendió que jugando a lo mismo que el enemigo no podría con él, y se ha rearmado con una gran defensa colectiva. Equipo (los 62 puntos del Madrid son su marca más baja de la temporada).

Rudy volvió a brillar (18 puntos, 8 rebotes y 26 de valoración), pero se quedó solo. Sergio Rodríguez tuvo una de sus peores noches en esta Euroliga, Mirotic no sacó la cabeza, tampoco Llull, ni siquiera Reyes. Gran trabajo de Darden en ambos lados de la cancha y... ya. Fatiga, en especial la de los bases. Fundidos sin Draper y sin un Carroll útil. Y, enfrente, otra vez un Dunston desequilibrante (13 tantos, 9 capturas y 25 de valoración). Empuje clave para romper el choque en el inicio del último cuarto. Sergio estrenaba su marcador (49-49) y, entonces, surgió Dunston: seis puntos seguidos de furia y una brecha que ya no se cerró. Le dio apoyo Lojeski y, en momentos importantes, Spanoulis y Printezis. También el joven y prometedor Papapetrou en ausencia de Perperoglou. Día negro para el Madrid, aunque con una buena revancha a la vista todo duele menos.

Para ver la cara y la cruz visitante no hubo que esperar al descanso, a un parón brusco. Bastó con avanzar de un cuarto a otro, del primero al segundo. De una magnífica puesta en escena, con dominio del ataque y buena defensa (sólo pinchaba en el rebote), a un hundimiento ofensivo total, sin ideas, sin saber cómo responder a los continuos cambios de marcaje del Olympiacos. Sergio Rodríguez se quedaba con un pívot y Reyes con un exterior, pero esa teórica ventaja no era tal. Los blancos no sacaban provecho, aunque intentaban no obsesionarse, no condicionar su juego por esa disposición del rival. Y no lograron ni lo uno (la ventaja al poste o en el perímetro) ni lo otro (despreocuparse de los cambios y mantener la fluidez).

Del 10-16, al 32-21. Parcial de 22-5. El Real pasaba de encestar por encima del 50% de acierto a fallar sus once primeros lanzamientos en el segundo cuarto. Tardó 8:15 en embocar un balón en juego. Hasta entonces sólo tiros libres. Le salvó del cataclismo completo el cambio de inercia en el rebote con la energía de Reyes y Mejri, con Darden (perfecto en la marca de Spanoulis). La estrella griega no se estrenó hasta casi el intermedio. Eso sí, cinco puntos seguidos: 37-29.

Spanoulis volvió a mostrar su determinación al final (7 asistencias). Anotó con frialdad tras un nuevo empellón de Rudy: 60-56. Dunston remachaba tras un rebote ofensivo. El Madrid había tratado de reordenarse generando espacios con Bourousis. Funcionó en parte; faltó el acierto. De jaque al Olympiacos el pasado jueves a tablas ahora. Este viernes mueven blancos, mueve el Palacio. La batalla final por la Final Four. El Madrid, ante su gran oportunidad. Y el campeón, a defender su corona con uñas y dientes. Ba-lon-ces-to.