CSKA MOSCÚ 67 - MACCABI TEL AVIV 68

Tyrese Rice consuma la épica remontada del Maccabi

El base anotó la canasta del triunfo israelí tras una pérdida de Khryapa. El CSKA ganaba por 15 puntos a 11 minutos del final y volvió a fracasar en la Final Four.

La historia volvió a repetirse. El CSKA Moscú, con la plantilla más cara de Europa y el cartel de favorito, volvió a fracasar como la temporada pasada y la anterior. En 2012 cayó en la final ante el Olympiacos tirando una ventaja de 19 puntos. Esta vez fueron 15 los que no supo defender en las semifinales de la Final Four 2014, ante un Maccabi Tel Aviv bravo, de sombrerazo, que nunca perdió esa fe inquebrantable que le mueve y que ayer fue empujada por la mitad del Mediolanum Fórum de Milán, teñido de amarillo. David Blatt por fin ganó a un hundido Ettore Messina, que le dominaba 8-0 en sus enfrentamientos particulares. Y lo hizo gracias a dos héroes, David Blu, letal con cinco triples, y Tyrese Rice, que anotó la canasta del triunfo macabeo.

Dos modelos diferentes de baloncesto se vieron con claridad, pese a la deficiente iluminación de la cancha milanesa, en el arranque del encuentro: el físico y de altura del CSKA de Messina y el rápido y de bajitos del Maccabi de Blatt. Kaun se encargó de imponer el del técnico italiano con 10 de los 14 primeros puntos del equipo ruso (14-6, min. 5). Sólo la entrada de Schortsanitis dio aire al conjunto israelí, que niveló el marcador gracias a un 0-8 y aguantó el tipo hasta el principio del segundo cuarto. El dominio reboteador del CSKA (ocho de Khryapa­ en 20 minutos) impidió al Maccabi correr más. Un 3+1 de Teodosic dejó el partido en manos rusas y Fridzon hizo daño con otro triple al filo del descanso (38-30).

Krstic y un Weems gris abrieron brecha (55-40, min. 29). Pero un 7-19 del Maccabi­ estrechó el duelo (62-59) para un final de infarto: Krstic frenó la remontada; Tyus acortó; Weems falló un tiro libre, anotó otro y luego clavó una suspensión para el 67-63 a trece segundos. Pero Blu, inmenso, anotó su quinto triple, Khryapa perdió el balón y Rice se cubrió de gloria con una penetración espectacular (queda la duda de si hizo pasos). Weems­ asumió la responsabilidad del último tiro ruso, pero esta vez erró.