LABORAL KUTXA 71 - BARCELONA 95

El Barça desmantela al Baskonia

Exhibición del equipo de Pascual, que superó al Laboral Kutxa en todo y jugará su novena semifinal consecutiva en ACB. Navarro superó los triples de Herreros en playoffs.

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El Baskonia apeló en la previa al público, a la heroica y a su genética. Pero nada de eso estaba en realidad ahí. La noche que certificó el final de su triste temporada fue un frío funeral que puso la derrota 32 en 62 partidos oficiales. Fuera a la primera en Supercopa, Copa y playoffs ACB y sacado de pista (siete derrotas consecutivas) en el Top-16 de la Euroliga. Su mayor noticia ha sido la rocambolesca, como mínimo, travesía de Lamar Odom hace ya una eternidad. O eso parece. Se va de vacaciones con la necesidad de repensarse para volver a ser lo que casi siempre ha sido: un milagro competitivo en perpetuo movimiento.

El partido sonaba a prueba de fuego para el Barcelona post Milán, un equipo que después de la costalada ha ganado, algo es algo, los cinco partidos que ha jugado. Y que parece dispuesto a competir para salvar una temporada que se le ha ido haciendo jirones poco a poco. El examen del Buesa Arena acabó en baño y masaje: 66-114 en valoración, una paliza que descubre a un Barça que vuelve al frente con su eterna consistencia de martillo pilón. Va a jugar su novena semifinal liguera consecutiva en busca de su octava final seguida, que sería además la decimosexta entre todas las competiciones domésticas. Al abúlico Baskonia le ha metido 187 puntos en dos partidos y ha pasado de sudar en su pista a silbar a domicilio. Xavi Pascual, por cierto, sigue con un expediente inmaculado en cuartos de final. Y catorce victorias por una sola derrota.

El Laboral Kutxa hizo lo que pudo mientras se sostuvo un Nocioni tocado tras un golpetazo con Dorsey en Barcelona. San Emeterio empezó bien, Causeur sumó con su fría finura y el partido fue un espejismo durante el primer cuarto (19-21). Pero a los de Scariolo, otra vez con un Pleiss transparente (8 tiros, 7 puntos) no se le aparecieron sus asideros del jueves. Ni Hamilton ni Heurtel (3 asistencias, 4 pérdidas). Al descanso el equipo vitoriano había perdido 8 balones y perdía por doce (37-49) aunque sumaba un 10/10 en tiros libres por un horrendo 2/7 del Barcelona. En el tercer cuarto intentó reinsertarse a la heroica pero tenía la puntería extraviada (0/7 en triples en ese parcial). Todo fue anticlimático, una trampa gélida que sepultó cualquier amago de reacción. Ni fluyó el ataque ni apareció una defensa con fases lamentables. Cada vez que un jugador vitoriano miraba hacia atrás veía a uno del Barcelona anotando puntos fáciles. O triples bien seleccionados. El castigo, abrasivo, creció en el segundo tiempo hasta un 65-90. El último cuarto se le hizo eterno al equipo y a una grada que para colmo tuvo soportar un partidazo de su archienemigo Lampe: 14 puntos, 7 rebotes y 19 de valoración.

El Barça dejó un interesante aroma a revitalización y tono competitivo. Justo lo que necesitaba, todavía con las costillas doloridas tras el picado de la Final Four. Navarro dirigió el despegue con 13 puntos en un segundo cuarto superlativo en el que anotó tres triples casi seguidos para sepultar al Baskonia y superar a Herreros como máximo triplista en la historia de los playoffs: ya 232. Dorsey volvió a dominar las zonas con un Lampe implicado y productivo que ha parecido en estos dos partidos el mejor 4 del Barça por delante de Lorbek y Nachbar. Cosas... El Barcelona, en definitiva, ha sorteado con nota el peligro de los cuartos, su formato a tres partidos y la alargada y melancólica sombra de Milán. Está al fin y al cabo a seis victorias de ser campeón de Liga pero justo ahora llegan los ochomiles. Palabra mayores y la temporada en el aire... pero todavía muy viva.