No hay que ser un lince para adivinar que el Madrid no anda en su mejor momento de la temporada. No tiene la chispa ni transmite la pasión previa a la Final Four. Y pese a ello no ha vuelto a perder un partido desde Milán. Cinco triunfos. Quizá la derrota ante el Maccabi ande ya en el baúl del olvido, pero es posible que desde entonces le falte ilusión. Que deseara tanto la Euroliga, que aspirar al título liguero no le llene. Y nos referimos también a la afición. En los 17 partidos de la fase regular, la media de asistencia al Palacio­ fue de 9.267 aficionados. En los dos duelos de playoff­: 8.295. Mil menos. Significativo aunque influya el precio de las entradas.

Por eso, el triunfo tan sufrido ante el Unicaja, con prórroga incluida, quizá sirva para reactivar el deseo. Cuanto más cuesta, más se valora. El espectáculo del viernes, además, fue magnífico. Juego directo con el mejor Unicaja del año, incluso sin Dragic. Con Calloway y Granger fantásticos, con Vázquez en las alturas, Toolson anotando y Suárez y Urtasun cantando a pleno pulmón. Se lo creen. Mandaron en el rebote, aunque pagaron sus 16 pérdidas. En el Madrid, Martín Tello me recuerda la falta de equilibrio: “Los bases (Sergio y Llull­) lanzaron 28 tiros; todos los pívots, 25”. Y añadan la fatiga acumulada tras 73 partidos. Cansancio que no tumba, pero que roba inspiración. Laso no tiene la plantilla al completo desde el 9 de febrero. Cuatro meses ya.

Mejri es duda y Draper sigue KO

La presencia de Mejri no está asegurada. Es duda. El viernes no jugó por unas molestias en el gemelo izquierdo. Había riesgo de que se agravara la lesión y hoy se decidirá antes del partido si lo hace o no. Draper (fractura en el antebrazo derecho) sigue de baja, aunque evoluciona bien tras una recaída.