HISTORIA DEL DRAFT | 2003

El último gran draft de la NBA: LeBron, Melo, Bosh, Wade...

La generación del 2003, la "New era" como les denominó la revista Sports Illustrated fue la última gran saga de jugadores en un mismo año hasta ¿este año?

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La temporada 2002-2003 de la NBA siempre se recordará por el adiós definitivo de Michael Jordan. Después de dos retiradas de ida y vuelta, el ‘23’ cerraba su histórica carrera en la NBA. Seis anillos contemplaban el final de una era, era el punto y final de una generación de jugadores difícil, casi imposible de igualar. Y con él se iba el mayor reclamó publicitario y deportivo que tenía David Stern, comisionado en esos momento, entre sus manos. Un torpedo a la línea de flotación de una Liga que, si bien era cierto, que con Kobe Bryant, Shaquille O’Neal, Allen Iverson y Tim Duncan, entre otros, mantenía su elevado nivel, ninguno de ellos, a excepción del '24' laker, podía calzarse las zapatillas de exjugador de la universidad de Carolina del Norte.

Top-10 y otras elecciones destacadas del Draft de 2003

1 LeBron James Cavaliers
2 Darko Milicic Pistons 
3 Carmelo Anthony  Nuggets
4 Chris Bosh Raptors
5 Dwyane Wade Heat
6 Chris Kaman Clippers
7 Kirk Hinrich Bulls
8 T. J. Ford Bucks
9 Michael Sweetney Knicks
10 Jarvis Hayes Wizards
11 Mickael Pietrus Warriors
12 Nick Collison SuperSonics
14 Luke Ridnour SuperSonics
18 David West Hornets
21 Boris Diaw Hawks
25 Carlos Delfino Pistons
27 Kendrick Perkins Grizzlies 
28 Leandrinho Barbosa Spurs
30 Maciej Lampe Knicks
31 Jason Kapono Cavaliers
32 Luke Walton Lakers
34 Sofoklis Schortsianitis Clippers
38 Steve Blake Wizards
42 Zaza Pachulia Magic
45 Matt Bonner Bulls
49 James Jones Pacers
51 Kyle Korver Nets

Pero ante la incertidumbre y el temor, la salvación. Entre las perlas del 2003 estaba el reemplazo perfecto, la imagen icónica, tanto en lo deportivo como en lo comercial para paliar la ausencia del dios del baloncesto. LeBron James apareció directamente desde el instituto para liderar el último gran draft hasta ¿el de este año? Junto a él, calidad con mayúsculas. Carmelo Anthony, Dwyane Wade, Chris Bosh, David West, Chris Kaman, Boris Diaw, Kyle Korver... Jugadores que forman parte de un "Nueva Era", como los llamó la prestigiosa revista Sports Illustrated, de una generación que todavía escribe en letras de oro sobre la biblia de la Liga. Una generción que aún no ha podido ser reemplazada.

Aquel 26 de junio en el Madison Square Garden de Nueva York no existían dudas sobre quién iba a ocupar el puesto de honor en el draft. La primera franquicia en seleccionar eran los Cleveland Cavaliers, el equipo del Estado de Ohio, el hogar de LeBron. El 'Elegido' poseía una aurea especial, era el sueño americano encarnado. Criado sólo por su madre en la pobre y peligrosa Akron, James encontró su salvación en el baloncesto y en la amistad de su grupo de amigos, el ‘Fab Four’, con lo que jugó en el Saint Vincent-Saint Mary, instituto al que condujo a tres campeonatos estatales. Su físico, su calidad y su capacidad atlética le impidieron ir a la universidad, su camino y el de la NBA ya estaban cruzados en la esfera del tiempo. Y el 'Rey' no ha defraudado. Es una de las mejores gallinas de los huevos de oro de la historia del deporte americano. Dos anillos de campeón, cinco Finales, cuatro MVP de la temporada (dos de las Finales), 23.170 puntos en campaña regular, a los que hay que añadir los 4.419 en playoffs, octava cifra más elevada en la historia de la competición, presentan a una estrella que creo fibias y fobias al enfundarse el '23' del divino Jordan a la espalda durante toda su vida en el baloncesto hasta que aterrizó en Florida, con un significado claro: "Yo soy tu heredero".

Si otro conjunto hubiera sido el agraciado con el primer premio en la lotería del draft, la historia podría haber sido diferente. La imagen proyectada por Carmelo Anthony en Syracuse, en su primer año, liderándola para ganar el campeonato de la NCAA, era un espectacular. Sus habilidades no necesitaban más que un año para que el mundo admitiese su calidad. Magnífico en el tiro, imparable en la penetración, liderazgo palpable..., elementos únicos para reconstruir una franquicia. Si no era el uno, debía ser el dos, pero...

Lo que era impensable fue su caída al número tres, desbancado en su puesto natural por un pívot de tan sólo 17 años: Darko Milicic. El serbio aterrizó en Detroit vía Memphis y se ha convertido a peso en una de las peores elecciones de la historia. Y Joe Dummars, el legendario escolta de los dos anillos con los Bad Boys de Detroit (1989 y 1990) fue el culpable. Dummars era el mánager general en Michigan (puesto que ocupó hasta el final de la esta temporada) y se encontraba con la duda de elegir entre una de las perlas de la generación del 2003, conociendo las inclinaciones de técnico Larry Brown, de no ser muy paciente con los rookies, o seleccionar a un jugador que mejorara al esquema del equipo que a la postre se alzaría con el trofeo Larry O’Brien la campaña postdraft'03.

La segunda opción fue la elegida. Era agresiva y tenía fundamentos en esos momentos. El serbio enamoró a Dummars en un entrenamiento privado. Milicic venía brillando en categorías inferiores de su país, en su equipo, KK Hemofarm, con el que había debutado en la Euroliga. Pero el pívot nunca encontró su hueco en la Liga. Su año de rookie fue testimonial (4,7 minutos por partido y 1,4 puntos de media) y el segundo no le fue a la zaga (6,9 minutos y 1,8 tantos). "Darko Milicic se cree Toni Kukoc. Yo quiero que juegue como Bill Russell, pero no sabe quién es. Igual cree que es un rapero" y "Es un joven que todavía no está preparado para tener minutos en la NBA, sus ganas de jugar le desbordan porque ve como su generación del draft está jugando muchos minutos en malos equipos. Si el año pasado él hubiera jugado más y a consecuencia de eso hubiéramos perdido, él estaría más satisfecho" , fueron algunas de las perlas que Brown, su entrenador, su guía en esos primeros años, dijo sobre él. Su carrera en la NBA acabó el Día de Acción de Gracias de 2012, en Boston, su sexto equipo en 10 años.

"Sin duda ese draft puede ser el mejor de la historia", subrayó 'Melo' a la revista TMZ hace un año a las puertas del último draft hasta la fecha. Su número tres, una sorpresa, le llevó a Colorado. En Denver estaban incredulos, el hijo de Baltimore, nacido en Brooklyn y huérfano de padre a los tres años estaba con ellos. Carmelo nunca ha defraudado en el juego, siempre en playoffs tanto con los Nuggets como con los Knicks, a excepción de este año. Una desilusión para el autodidacta del ajedrez, deporte que emplea para ser mejor jugador ("Muchas veces ni miro a mi defensor. Me concentro en ver de dónde vienen las ayudas, cómo se mueve la defensa rival. Así sé que tendré todo controlado una vez que supere al jugador que me está defendiendo") que ve como los años no pasan en balde y que el anillo, la joya que le falta para que su corona este completa después de haber sido siete veces All Star y máximo artillero de la competición en 2013. Una joya que si han logrado el número cuatro y cinco, Bosh y Wade, respectivamente, de aquella inolvidable gala presentada por Stern entre los abucheos de cada año.

Esta generación llegó a su gran momento cuando LeBron, el ala-pívot de Georgia Tech y el escolta de Marquette se unieron en un proyecto grandioso sólo impensable en la cabeza de Pat Riley y que ya ha dado dos campeonatos más al Estado de Florida. Wade fue el anfitrión de esa reunión, el dueño de la casa hasta la llegada de LeBron... Y por poco no podemos disfrutar de su juego. Desde un principio, su vida se orientaba al fúrbol americano, pero saborear el baloncesto cambió su vida: "Quería ser un jugador de fútbol. El fútbol es un deporte que me encanta, pero cuanto empecé a jugar al baloncesto, empece a soñar con jugar en la NBA". Toda una vida en los Heat donde lideró la consecución del primer anillo y, hasta nueva orden, la anotación (es el máximo artillero de la franquicia con 17.481 puntos).

Y si Wade fue el anfitrión, Bosh fue el invitado necesario al ser el mejor ala-pívot de esa generación y Toronto, una franquicia siempre soñadora con dar un paso más hacia adelante, lo recibió como a un mesías. Y no defraudó. Cuando abandonó el frío canadiense por el brillante sol de Florida ya había rubricado su nombre en la historia de los Raptors: máximo anotador (10.275), máximo reboteado (4.776) y máximo taponeador (600).

La de 2003 es una generación que nos regalo estos futuros Hall of Fame, pero que dejó hueco a más ganadores del trofeo Larry O'Brien como Boris Diaw (1ª ronda puesto 21 por Atlanta Hawks), Kendrick Perkins (1ª ronda puesto 27 por Memphis Grizzlies), Jason Kapono (2º ronda puesto puesto 31 por los Cleveland Cavaliers), Luke Walton (2º ronda puesto 32 por Los Angeles Lakers), Matt Bonner (2º ronda puesto 45 por los Chicago Bulls) y James Jones (2º ronda puesto 49 por los New Orleans Hornetts); y a triplistas tan excepcionales como Kyle Korver, 'Generación 90210', capaz de estar 127 partidos seguidos anotando al menos un triple. Todos son el claro reflejo del mejor draft de la NBA. No lo digo yo, es palabra de Carmelo.