En el humeante Thomas & Mack Center de Las Vegas arrancaba el último cuarto de un scrimmage o partidillo de entrenamiento entre dos grupos (blancos y azules) de diez jugadores de la veintena preseleccionada para el equipo mundialista de EE UU. Después, Mike Krzyzewski, seleccionador estadounidense, planeaba descartar gente y dar una lista de consolidados. Ahí, a 9:33 del fin y con 71-81 para los blancos, Paul George, alero-estrella de los Indiana Pacers (media de 21,7 puntos en la NBA 2013-14) saltó para taponar una entrada del zurdo rocket James Harden.

En el aterrizaje, la pierna derecha de George frenó y explotó contra el soporte de la canasta (¿a menor distancia que en la NBA…?): la parte baja de la pierna de George compuso un horrible, escalofriante ángulo de 90 grados. Era una fractura abierta de tibia y peroné, similar a la de Kevin Ware, el cardinal de Louis ville, en marzo de 2013.

La consternación y el shock invadieron la escena. Anthony Davis corrió a abrazarse con los padres de George. El partido fue suspendido, como los mismos planes de EE UU. Los jugadores acordaron no hacer declaraciones: “Todo queda aplazado, sólo importa Paul”, dijo Jerry Colangelo, mánager del equipo de EE UU, que explorará la opción de Kevin Love. Operado ayer en Las Vegas por un equipo de tres cirujanos, George no volverá a jugar… hasta la temporada 2015-16. “Volveré mejor que nunca”, tuiteó Paul, cuando la NBA entera rezaba por él. Y al frente de esos rezos, el presidente de los Indiana Pacers: un tal Larry Joe Bird.

‘Rezad por George'

PrayForPaulGeorge: ‘RezadPor-PaulGeorge’. Antes de lanzar el hashtag en Twitter, las caras de Durant, Cousins y el resto ya eran un dolor. Los padres de George estaban en la pista.