Miami Heat, Minnesota Timberwolves, Phoenix Suns, otra vez Miami... y Memphis Grizzlies. Después de probar con los Lakers y los Spurs, Michael Beasley ha firmado un contrato no garantizado con los Grizzlies para comenzar en Tennessee el training camp y buscar un hueco en una plantilla donde tratará de encajar en la segunda unidad como ala-pívot o alero en una rotación en la que estarán Zach Randolph, Tayshaun Prince, Quincy Pondexter y Jon Leuer.

Para los Grizzlies es una operación barata y de poco riesgo y para Beasley, la penúltima oportunidad en una NBA que cada vez confía menos en un incuestionable talento ofensivo del fino ala-pívot zurdo que fue número 2 del draft de 2008 (por detrás de Derrick Rose y por delante de Kevin Love y Russell Westbrook) y que desde entonces ha dejado pasar uno tras otro todos los trenes que se le han presentado.

Llegó a la NBA como proyecto de súper estrella después de fimar más de 26 puntos y 12 rebotes por partido en Kansas State. Un 2,08 zurdo con cuerpo de '4' y movimientos de '3' que después ha destacado más por su inmadurez y su falta de compromiso en apartados como la defensa y el juego colectivo. Con todo, llegó a promediar más de 19 puntos por partido en su primera temporada en Minnesota (2010/11), donde aterrizó para su segunda etapa NBA procedente de Miami Heat, y en su carrera de ya seis temporadas su media es de 13,2 puntos, la más baja el pasado año en su vuelta a los Heat, donde por primera vez no llegó ni a los 20 minutos (15,1) los 10 puntos de media (7,9). Dejó algunos buenos partidos aportando puntos desde el banquillo y una actitud más seria en el marco de un equipo entonces campeón y aspirante al threepeat pero apenas tuvo relevancia en playoffs con menos de 6 minutos y 3 puntos por partido.

Con 25 años, Beasley tiene el talento y las condiciones físicas para ser un jugador importante y Memphis Grizzlies confía en aportar la disciplina y el entorno saludable y serio que le permita exponer sus evidentes virtudes como jugador.