El Laboral Kutxa de la refundación, lleno de caras nueva pero con las bajas por lesión de Fabian Causeur y Shengelia, se enfrenta a la maldición del anfitrión, que nunca ha ganado una Supercopa que además ha sido en los últimos años esquiva para el equipo vitoriano: la ha ganado cuatro veces pero no se hace con el título desde la edición de 2008.

No lo tendrá fácil ante un Barcelona que parte como favorito y que también estrena proyecto con muchas caras nuevas y la posibilidad de engordar aún más su registro histórico: si gana hoy, jugará mañana su decimoseptima final consecutiva en competicies domésticas (Liga, Copa y Supercopa). Todas desde la Copa del Rey 2009. ­