"Yo no estoy empeñado en seguir jugando, yo estoy empeñado en seguir ganando". La frase es, claro, puro Kobe Bryant. El escolta se movió en su salsa en el media day de los Lakers , como siempre en el corazón del torbellino mediático habitual y con su eteran actitud de híper competidor. "Todas las dudas sobre mi estado físico o mi rendimiento no hacen más que echar más carburante en mi motivación", asegura. Las dudas: tiene 36 años, acaba de firmar un contrato de más de 48 millones por dos años después de haber jugado sólo seis partidos la temporada pasada. La edad, las lesiones... lo que el propio Kobe llamó "el padre tiempo" que se aprestaba a derrotarlo y que le enfrenta a su último gran reto de su legendaria carrera, que pasa también por hacer competitivos a unos Lakers de perfil muy bajo.

A su alrededor, los Lakers cierran filas y dan una muestra tras otra de confianza ciega en su capacidad de reinvención y liderazgo. De su nuevo técnico y viejo amigo, Byron Scott (“creo que jugará los 82 partidos y que jugará muy bien. Aún puede ser un jugador de 23 ó 24 puntos por noche”) al nuevo asistente Mark Madsen: “Creo que podría jugar otros dos años, incluso cuatro más… va a sorprender a la gente porque eso es lo que siempre hace: sorprender a todo el mundo”.

Kobe parece dispuesto a conseguir que esas dudas que le rodean a él y a la nueva plantilla de los Lakers pueden convertirse en el arma que necesitan para fortalecerse como grupo: “Aquí hay muchos jugadores a los que se les ha desacreditado del todo, que han caído en el olvido… (habla de los Davis, Ellington, Johnson, incluso Lin y Boozer) igual que se ha hecho conmigo desde la lesión. Eso genera excitación, quizá hasta algo de nervios, desde luego un poco de rabia…”.

Por su parte y como no podía ser de otra manera, no mostró ningún miedo a este nuevo reto ni a la habitual exposición al constante escrutinio público: “Cuando te haces mayor vas aceptando que hay cosas que no puedes hacer… de esa vulnerabilidad también se obtiene fuerza. Lo que quiero es demostrarme a mí mismo que puedo volver a ser yo mismo”.

Y aunque no traiciona la habitual imagen de confianza ciega en sus posibilidades, sí reconoce algunas dudas a las que tendrá que hacer frente: "Quiero ver cómo me muevo en defensa, siguiendo a mis rivales y pasando bloqueos. En ataque yo marco el ritmo pero es en defensa donde tengo que reaccionar a los movimientos de los contrarios. Es un desafío nuevo para mí".