Kobe Bryant ha comenzado esta semana a preparar la nueva temporada de la NBA con el resto de la plantilla de Los Angeles Lakers. Y no será una temporada cualquiera. Es el momento de su regreso después de tantos y tantos meses de lesiones, el momento de demostrar al mundo que sus piernas siguen funcionando al niver que marca su mente y que su baloncesto volverá para quedarse entre los mejores del mundo. Kobe Bryant sabe que, hoy más que nunca, tiene el peso de la crítica sobre sus hombros. Poco le importa, obviamente, porque siempre lo ha tenido.

El tremendo contrato que le firmaron los Lakers a pesar de estar lesionado (48 millones por dos años), obliga a Bryant a volver a un nivel tan espectacular que, si no recae, superará a Michael Jordan como tercer máximo anotador de la historia de la NBA. Actualmente lleva 31.700 puntos anotados, por los 32.292 del ex de los Chicago Bulls. 593 de diferencia o, lo que es lo mismo, algo más de 7 puntos de media en los 82 partidos que dura la liga regular. Tarea sencilla. A Kobe sólo le quedarían por delante los 36.928 de Karl Malone y los inalcanzables 38.387 de Kareem Abdul Jabbar. Además, Kobe tiene la oportunidad de superar a Jordan en otra estadística, la de rebotes: lleva 6601, por los 6672 de Michael.

La planificación de la plantilla de la franquicia angelina ayuda a estos propósito: Kobe estará rodeado, en el mejor de los casos, por Jeremy Lin, Nash, Nick Young, Julius Randle o Jordan Hill. Esto quiere decir que el ataque de los Lakers será en su gran mayoría producto y obra de la Mamba Negra, abandonado a su suerte tras la marcha de su pilar desde 2008: Pau Gasol. Justo dos años antes de la llegada de Pau, en 2006, Kobe marcó su máxima anotación histórica en una temporada regular: 35,4 puntos por partido. Sus compañeros: Lamar Odom, Smush Parker, Kwame Brown, Chris Mihm o Brian Cook.