El campeón de la NBA, los San Antonio Spurs, salvó su segundo encuentro en Europa con una victoria por la mínima (90-97) ante el Fenerbahçe. El partido era algo más para los texanos. Una derrota como la del pasado miércoles contra el Alba del Berlín habría sido demasiado duro de asumir, para un equipo que deleitó al mundo entero con su magnífico estilo de juego durante las Finales de la Liga, donde destrozaron sin piedad alguna a los Miami Heat.

Y esta necesidad de ganar se vio en dos hombres por encima del resto: Tim Duncan y Tony Parker. Los dos dominaron, no sólo en la faceta anotadora, sino también en el ritmo y en la pasión en el juego. El ala-pívot anotó 23 puntos y capturó siete rebotes, mientras que el francés llegó a los 22 tantos y repartió siete asistencias.

Pero a pesar de la victoria, se notó demasiado la falta de rodaje del equipo que entrena Gregg Popovich. En ningún momento dominaron de forma abismal a un Fenerbahçe Ulker que después de lo visto en Alemania, olía la sangre y quería conseguir vencer por segunda vez a todo un NBA (en 2012 ganaron a los Boston Celtics). Y para ello contó con un estadounidense, Andrew Goudelock. Sus 30 puntos fueron una reivindicación, una revancha por haber tenido que salir de la Liga norteamericana sin muchas oportunidades de continuación.

Aunque él sólo no se bastó. Los turcos, un enemigo con muy mal aspecto para los equipos españoles que tengan la 'desgracia' de vérselas con él en la Euroliga, lograron mantenerse por encima del marcador hasta el minuto 7 del primer cuarto (10-8). Después de ese momento, no pararon en hacer la goma, aunque llegaron a ponerse por delante a 3:50 del tercer cuarto (64-63). No tuvieron otra oportunidad y seguro que se marchan con la sensación de que la gran ballena blanca se les ha escapado de las manos.