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BALONCESTO SEVILLA 80 - SPIROU CHARLEROI 75

La 'vieja guardia' fabrica la alianza del Sevilla con Europa

Los de Scott Roth logran un sufrido triunfo (80-75) ante el Spirou Charleroi gracias al brillo final de Balvin, Porzingis y Radicevic. Pierre Oriola, 14 tantos.

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Bastó la primera jugada para alcanzar la certeza de que el Baloncesto Sevilla jugaría con la intensidad necesaria para llevarse los puntos en su duelo de la Eurocup ante el Spirou Charleroi (80-75). El salto ganado por Porzingis y la canasta de Hernangómez pusieron sobre la mesa las cartas idóneas para confirmar que el proyecto sevillano funciona en Europa pese a la debacle del arranque liguero.

Byars mandó en el inicio. El CB Sevilla decidió correr y los belgas no parecían tener la intención de alcanzarlo. Porzingis alternó superioridad aérea con errores de inocencia al tiempo que Dylan Page se bastaba para mantener a los suyos dentro de la película con buenos números en sus lanzamientos.

Era el estreno de Scott Roth en San Pablo como entrenador real. En Europa puede llevar el mando oficial y lo hizo apostando por la intensidad y la carrera. Y los sevillanos se marcharon al descanso con una buena ventaja merced a su velocidad de piernas y el acierto de Porzingis. Berni dejó destellos de su experiencia y equilibró a un plantel con más ímpetu que brillo real. Radicevic se sumó a la invitación visitante siendo protagonista con contragolpes eficaces y un triple que abrió distancias al borde del intermedio (41-27).

Poco tardó en igualarse la contienda. Se durmieron los sevillanos y los visitantes se agarraron al partido gracias a Page. Un parcial de 4-18 en cuatro minutos motivó a iniciar de nuevo el trabajo. Roth tiró de Oriola y Watts para defender más, pero el equipo cedió la consistencia que había reflejado en el primer tiempo. "Debéis tener intensidad defensiva, ahí no os puedo ayudar", dijo Roth a sus jugadores en el tiempo muerto con tablas (45-45). Al instante, Pullen lanzó un triple que tuvo poco de intensidad y mucho de calidad. Thames lanzaba contragolpes atropellados y Pullen jugaba su duelo particular. Las gradas, con poca poca presencia de público, pedían a un desaparecido Porzingis en un tercer cuarto para el olvido que Collins condujo a su cierre con un triple que ponía a los suyos por delante a falta de diez minutos (55-56).

Roth tiró de lógica para llevarse el partido. Dio plena libertad a Porzingis y apostó por el inédito Balvin. El checo no defraudó y aportó puntos claves en la igualdad al tiempo que Pierre Oriola se convertía en la gran figura del duelo y en el máximo anotador de los sevillanos. Radicevic tampoco se borró de los instantes claves y el triunfo lo construyeron la base de la campaña pasada. Roth sonríe. Europa le sonríe. Pero los olvidos de intensidad y la anarquía sobre la pista no generan optimismo en un CB Sevilla que debe aplicar algunas de sus virtudes en la Liga ACB. Dos victorias y un sueño: ganar al Virtus Roma y confirmar que Europa invita a Sevilla a la esperanza.