"Si soy completamente sincero, ni siquieran hacemos en muchas jugadas defensivas lo que hemos preparado antes del partido. Y ya no sé si porque ni siquiera son capaces de hacerlas. Los Pelicans hicieron lo que quisieron en las zonas, no encontraron resistencia. Fue terrible, seguramente la peor defensa que he visto desde que estoy aquí, pretemporada incluida". Habla Byron Scott, técnico de los Lakers. Desesperado por lo que había visto de su equipo en la incontestable derrota ante los Pelicans, que anotaron 66 puntos en la pintura contra un rival que tiene el peor ratio defensivo de toda la NBA: 114,5 puntos encajados por cada 100 posesiones. Sigue Scott: "Ni nos acercamos a las expectativas, por lo menos a las que yo me había creado. Hay que seguir trabajando. Sé que mis jugadores le están dando demasiadas vueltas a todo y hay que romper ese círculo vicioso. Pero antes de todo eso hay que jugar con más energía, ser más duro. Sólo quiero ver si son capaces de dar lo que les pido. Si veo que no, ya pensaremos otro plan".

Los Lakers, desde luego, no están para grandes retos y los Pelicans a día de hoy ya lo son, un competidor por las carísimas plazas de playoffs del Oeste. Sin protectores del aro y sin grandes especialistas en general (Kobe tiene 36 años y Wesley Johnson sólo enseña de vez en cuando trazas del jugador que podría ser), la defensa angelina es un coladero que ayuda muy poco a un ataque que sí tiene sus momentos. Casi siempre, eso sí, colgado de un Kobe Bryant que esta vez se fue hasta los 33 puntos y los 28 tiros lanzados (10/28) un día después de batir el récord de tiros fallados en la historia. Además sumó 4 rebotes, 5 asistencias y una sola pérdida.

Pero el partido ya estaba ventilado en el inicio del último cuarto (92-72) y antes de un parcial de 0-11 que puso maquillaje para unos Lakers que sufren más de lo normal (todavía más) en los partidos en back to back: tres en lo que va de temporada, tres derrotas inapelables. Para entonces, en ese final de minutos de la basura, los Pelicans ya descansaban con los deberes hechos.

Sobre todo ese monstruo llamado Anthony Davis que se cebó, asistido por el mejor Tyreke Evans que se recuerda desde sus tiempos de rookie, ante un rival tan débil en su zona de influencia: 25 puntos, 12 rebotes y 6 tapones. Desde que empezó la temporada en números de MVP, lo que más asusta es que aún puede crecer más como jugador. En su año como novato promedió 13,5 puntos, 8,2 rebotes y 1,8 tapones. En la pasada se fue a 20,8, 10 y 2,8. Y en esta marcha por ahora en 24,9, 12,9 y 4,4. Pues eso: da miedo.