KNICKS 95 - MAGIC 97

Horribles Knicks: el único equipo que no ha llegado a 100 puntos

Sexta derrota seguida para unos Knicks que son un galimatías y que enviaron al limbo el último ataque ante unos Magic que se impusieron sencillamente porque fueron más lógicos.

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Hace dos años los Knicks superaron las 50 victorias y la primera ronda de playoffs por primera vez desde 2000. Fue la temporada en la que Carmelo Anthony jugó muchos minutos de falso ala-pívot, bien rodeado por tiradores más o menos fiables. Ese verano, la franquicia cambió casi todos sus cromos útiles y rizó el rizo al aceptar en traspaso al teóricamente imposible de traspasar Andrea Bargnani. De nuevo sumido en el caos y acuciadoa a nivel de imagen pública por el ascenso de esos Nets en Brooklyn y en modo reboot, la solución de James Dolan fue ponerse en manos de Phil Jackson y su cultura ganadora, un aura que vale muchos millones de dólares pero que hasta hoy siempre ha garantizado resultados. Si no podía ser de entrenador, que fuera en los despachos. Jackson, a su vez, buscó a un tipo de confianza y habituado a su triángulo ofensivo para el puesto de entrenador. Si no podía ser Steve Kerr, que fuera Derek Fisher. Ni Jackson tenía experiencia en los despachos ni Fisher en los banquillos. Y el trabajo que tenían por delante era mastodóntico. Pero ni siquiera Phil Jackson, aunque muchas veces hayamos creído que sí, puede hacer milagros. Al menos su magnético carisma retuvo a Carmelo Anthony, pero su proyecto estuvo este verano atado por los 23,4 millones que cobra Amare Stoudemire y los 12 que se lleva Bargnani. Los dos acaban contrato después de esta temporada. Así que el próximo verano será muy interesante para los Knicks. O lo que quede de ellos por entonces.

Lo que queda, al menos, es el Madison, su aroma a baloncesto (en tiempos lejanos duro y competitivo) y el glamour de una primera fila que aireó a Kate Upton y Taylor Swift aunque ambas se habían en el segundo tiempo. El resto es un galimatías con amenaza de ruina: seis derrotas seguidas y, después de lograrlo hoy mismo los Pistons, el honor de ser el único equipo de toda la NBA que todavía no ha alcanzado los 100 puntos. Eso, un equipo con Carmelo Anthony. Aunque todavía sin el lesionado Calderón, que quizá pueda poner algo de orden (al menos eso...) en la sala de máquinas de un equipo que necesita, entre otras muchas cosas, tranquilidad.

Dice Derek Fisher que no están tan lejos como parece de llegar a algún sitio. Pero el caso es que sus Knicks atacan en escaramuzas individuales y acaban, por pura necesidad, dejando a un lado el triángulo y poniéndose en manos de aclarados para Carmelo. Que, como además les cuesta mucho defender sin cargarse de faltas, hizo la quinta y se pasó en el banquillo el tiempo suficiente para que su equipo entrar en colapso ante unos Magic que ganaron haciendo poco más que cosas lógicas. Entre ellas, meter tiros libros (los últimos, Fournier). Fisher no acertó a encontrar líderes en ataque sin Anthony, el Madison pitó a un juego interior con Jason Smith y Dalembert, y tampoco pudo poner la bola en manos de su mejor jugador en la última acción, con casi 4 segundos y el ya inamovible 95-97. Aunque dijo que había “muchas opciones”, la cosa acabó con un triple de ocho metros de JR Smtih que no tocó el aro. Buena metáfora de estos Knicks.

Los Magic, ahora 3-6 por el 2-7 de su rival, se limitaron a hacer sus cosas y dejar que los de la Gran Manzana se suicidaran. Un triunfo notable para un equipo en conflicto de confianza, más tras dejar escapar once puntos de ventaja en el último cuarto ante los Raptors 24 horas antes. Pero los actuales Knicks están a años luz del concepto de equipo de los actuales Raptors, y los Magic navegaron gracias a la sangre fría y la clase de fournier (28 puntos) y la producción habitual de Vucevic (20 y 13 rebotes). Los rookies pasaron de puntillas, Payton y Gordon, y Tobias Harris anotó 12 puntos entre rumores de un posible traslado a los Knicks la próxima temporada. Les vendría bien. Casi cualquier cosa les va a venir bien, de hecho.