KINGS 85 - GRIZZLIES 97

Randolph y Marc devoran a un rival sin DeMarcus Cousins

Los Grizzlies llevan cinco victorias seguidas y están (15-2) en un ritmo que sólo siguen los Warriors (14-2) y que les llevaría a firmar una temporada de 72 victorias.

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Sin DeMarcus Cousins, los Kings son mucho menos (tres derrotas seguidas pero todavía por encima del 50%: 9-8). Y sin el center campeón del mundo nos quedamos sin un apasionante duelo de gigantes ante Marc Gasol y sin una revancha justa tras aquel increíble 111-110 de hace tres semanas sobre la NBA acaba de dictaminar: la canasta sobre la bocina de Courtney Lee fue buena y a los Kings ni siquiera les queda la protesta tras un partido en el que fueron ganando por 26 al mejor equipo de la NBA. Esta vez perdieron de forma incuestionable (85-97), aunque en su haber queda la capacidad de convertir un 32-53 en un 76-79 con seis minutos por jugar. Los Grizzlies cerraron el partido con un parcial de 3-14 que incluyó 10 puntos de Marc Gasol, 8 seguidos.

Sin Cousins, los Kings tiene que lanzar a Hollins (0 puntos, 1 rebote) al quinteto y multiplicar a Reggie Evans (17+20). Finura de papel de fumar en las zonas contra el juego interior que está causando estragos de Este a Oeste en la NBA: Randolph (22+12) y Marc Gasol (18+6+5 asistencias) gobernaron el partido con la colaboración habitual de Lee y la batuta de Conley, el constante escudero de un Marc al que la NBA considera ya entre los mejores: en este primer tramo de temporada, el mejor. Al menos el jugador más determinante para el equipo que lidera la NBA.

Llegado diciembre, ese liderato de Memphis Grizzlies es cualquier cosa menos casual: cinco victorias seguidas, 15-2 ya con los Warriors y sus nueve triunfos seguidos como único perseguidor: 14-2. Los Grizzlies son el único equipo invicto en su pista (8-0) y están 7-2 fuera. Han ganado el 88% de sus partidos, un ritmo que de mantenerse (asunto casi imposible) durante toda la temporada les enviaría de cabeza al legendario 72-10 de los Bulls de Phil Jackson, Michael Jordan y Scottie Pippen en la temporada 1995-96.

Parece improbable que mantengan ese nivel, pero su concentración y constancia (y esa química aliada a un plan de juego que se aplica de forma milimétrica) sí permite a la franquicia de Tennessee echar ya las primeras cuentas: los Spurs fueron el mejor equipo la pasada temporada con un balance de 62-20. En el nuevo milenio, después de Michael Jordan, nadie ha bajado de las 15 derrotas (67-15) de los Lakers de Shaquille y Kobe y los Mavericks de Nowitzki. Más allá de esos castillos en el aire, el equipo de Marc Gasol es desde luego una realidad incontestable y uno de los grandes peligros de la liga. Y eso sí que no tiene ninguna pinta de cambiar a corto plazo.