D. SASSARI 58 - REAL MADRID 83

El Madrid deja al Sassari en 58 puntos en un duelo de locura

Los blancos rompieron en el último cuarto un partido de ritmo altísimo con un parcial de 1-21. Reyes y Carroll, acertados. Buena reaparición de Campazzo.

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EUROLEAGUE

El Madrid llegó a Cerdeña encajando casi doce puntos más por noche que el curso pasado a estas alturas (78,3 frente a 66,5). El dato no descubría nada, sólo ponía un nuevo acento en su floja defensa. Sobre la que ya apuntaron todos los focos los propios jugadores tras perder ante el Estudiantes. No era un defecto que llegara de tapadillo, sino que iba a ser escrutado con lupa en la visita al Dinamo Sassari. Rival inferior, pero que si algo tiene es amenaza ofensiva y un ritmo infernal. Hemos dichos varias veces que es el alumno del Madrid en el ‘run & gun’. Y en eso de correr y tirar incluso le supera, aunque meter, meter es otra cosa. Va por días. En el Palacio el duelo acabó 115-94 y en la pasada jornada en Italia el Dinamo cayó sin prórroga 111-112 ante el Armani Milán.

Los de Laso estaban avisados y dejaron al rival en 58 puntos, con un parcial de 1-21 en los siete primeros minutos del último cuarto (7-29 hasta el final). Si íbamos a medir al Madrid por los puntos recibidos, sacó nota. Porque además no hubo atenuantes, el ritmo local (en el banquillo, un histórico, Romeo Sacchetti) fue el de siempre: frenético. Sí, asistimos a un partido de locura, con unos vaivenes tremendos y 37 pérdidas de balón entre ambos (20 del Real). Si al Dinamo le hubieran bajado la posesión a sólo 15 segundos, no la hubiera agotado ni una vez. Atacar, atacar y volver a atacar. Cada vez más rápido, sin tregua. Y en defensa, líneas arriba, a cortar el primer pase, con cambios continuos de defensores y a por el balón. Dos contra uno y defensa zonal para confundir.

Ahí, en entender cómo debía atacar, el Madrid anduvo regular. Bien al final y horroroso en algunos tramos. Perdiendo el balón en el primer pase y permitiendo contraataques sin oposición. Quizá las únicas canastas sencillas del equipo italiano, que en el lanzamiento estuvo peor que mal: 19 de 63 en tiros de campo. Acusó también las ausencias de dos de sus mejores jugadores: Sanders y Brooks. Protagonismo total así para el dominicano Edgar Sosa (18 puntos).

En el Real destacaron Felipe Reyes y Carroll, aunque de nuevo la anotación estuvo muy repartida. Rivers asomó la cabeza y Campazzo reapareció al principio con mal pie, coincidiendo con los peores minutos blancos, pero luego lo enmendó con un gran último cuarto. El balón circulaba bien y llegaba donde debía, dentro. En la zona el Madrid tenía superioridad abrumadora, y más con la disposición local de cuatro bajitos y sólo un pívot.

Examen superado, con nota en algún tramo, y con dificultad en otros muchos. Porque, a pesar de esos 58 puntos, le costó sujetar las penetraciones de los exteriores en los tres primeros cuartos. Y de los parciales, qué me dicen. Difícil de explicar y de justificar. Otra vez montado en la montaña rusa más grande del mudo. Atentos, que quizá lo de esta vez sea inigualable: 0-12 (el Dinamo erró sus 14 primeros lanzamientos, incluyendo dos tiros libres), 15-0, 0-9, 7-0, 0-9, 2-10, 11-0 y el definitivo 1-21 que rompió el choque (del 51-54 al 52-75). Si hay récord Guinness de rachas, queda oficialmente establecido.