LeBron-Durant, el duelo que todos quieren y nadie siente

La NBA nos tiene acostumbrados a cierta pretensión a las grandes citas, la rivalidad, el duelo... lo épico, digamos. Una competición que premia la estadística individual como si de un título se tratase y que, a raíz de eso, crea desafíos, retos, comparaciones y, sobre todo, debate. Lo estamos viendo con la cuenta atrás de Kobe Bryant en la lucha que mantiene consigo mismo por superar a Michael Jordan en la lista histórica de anotadores: reportajes, documentales... la creación de un mito. Un mito de justicia, eso sí.

Y qué tiene que ver todo esto con Kevin Durant y LeBron James, pensarán ustedes. Sencillo: desde las Finales de 2012 (capítulo 1 del duelo) el aficionado NBA ha esperado de la competición un Durant-LeBron constante. Lo ha deseado, con lógica, gracias a las actuaciones individuales de ambos en las últimas temporadas. MVPs sin discusión. Han esperado un Larry Bird-Magic Johnson en versión Siglo XXI o, si prefieren otras: Jordan-Isiah Thomas, Barkley-Malone, Ewing-Mourning...

Hemos deseado tanto y nos han hecho desear tanto ese LeBron-Durant que parece como si de verdad hubiéramos vivido dicha rivalidad y ni por asomo es así. Piénsenlo fríamente: las Finales de 2012 y cuatro partidos de temporada regular. ¿Suficiente? Nunca. Y es que incluso para muchos aficionados y analistas es más profunda la rivalidad entre Carmelo Anthony y James que la que en teoría el de Cleveland mantiene con Durant. Melo y LeBron llevan enfrentándose desde High School, han jugado muchos años en la misma conferencia, con lo que ello supone en número de partidos, y son de la misma generación. De momento, Carmelo debería ser considerado como el gran alter-ego de LeBron.

Da la sensación de que el '35' y el '23' se respetan demasiado. Son rivales porque son los dos mejores jugadores, pero necesitan partidos, victorias y derrotas uno contra otro para sentir realmente, tanto ellos como nosotros, que son el Bird-Magic del Siglo XXI.

Con los Spurs a este nivel, con los Cavaliers en modo adaptación y con las lesiones de Oklahoma City de todos los años puede que nos quedemos una temporada más sin esa eliminatoria entre los dos mejores jugadores de la liga. Porque los datos están ahí: en los últimos dos años, en los Thunder-Heat, ambos jugadores han promediado 34 puntos y 7,5 rebotes. Han sido grandes partidos, como aquel fantástico duelo de la Navidad de 2012, pero en pequeñas (diminutas) píldoras.

Quizás, si Durant elige a los Washington Wizards en el verano de 2016 y se va a la Conferencia Este realmente la NBA nos depare una completa y constante rivalidad. Y sino, siempre nos quedará la esperanza de que Tim Duncan y Gregg Popovich dejarán un poco de la tarta en algún momento de los próximos años.