GRAN CANARIA 79-TENERIFE 64

El mejor Herbalife aparece en el derbi canario ante el Tenerife

Báez y Tavares fueron los mejores de un combinado local que suma su quinta victoria en Liga, mientras que Richotti y Sikma sobresalieron en el equipo de Alejandro Martínez.

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El derbi de las Islas se lo llevó el Herbalife Gran Canaria. El equipo de Aíto García Reneses derrotó por 79-64 al Iberostar Tenerife en un choque sin demasiado brillo y en el que el marcador final no refleja la igualdad vivida en la pista. La gran actuación del escolta argentino Nico Richotti no pudo compensar el mal día de los dos jugadores capitales del cuadro lagunero, Luke Sikma y Blagota Sekulic, y el equipo local, de menos a más, terminó por hacer valer su amplitud de banquillo y su mayor dosis de talento.

Unos y otros prorrogaron las señas de identidad que, para bien y para mal, han ido ofreciendo a lo largo de lo que se lleva disputado de Liga Endesa. El Gran Canaria continua sin encontrar el golpe de pedal que otorgue a su juego una mayor consistencia. Tramos buenos y otros llenos de sombras, y especialmente el rendimiento irregular de algunos de sus hombres llamados a liderar a los suyos. Por su parte, los de Alejandro Martínez perseveran en su espíritu colectivo, moviendo bien el balón y repartiendo solidaridad, pero con escasez de pólvora cuando las cosas se ponen serias.

El equipo chicharrero empezó mejor el duelo, aprovechando la movilidad de sus interiores frente a los centímetros de Edy Tavares, que no obstante fue mejorando con el paso de los minutos. Después del 4-0 inicial se pasó a mínimas ventajas aurinegras, que se mantuvieron al cierre del primer acto (21-25), en gran parte por la aportación de Levi Rost. Sin un gramo de brillantez en su juego, el Herbalife fue poco a poco poniéndose las pilas en defensa, y con el gigante caboverdiano ya mandando en la pintura, y pese a su pésimo porcentaje en el tiro exterior, consiguió voltear el tanteo e irse al descanso por delante (42-38).

A base de intensidad, seguramente transmitida por el amor propio de un renqueante Tomás Bellas, los grancanarios cerraron los caminos hacia su aro en la reanudación, defendiendo especialmente las acciones de Sekulic y Sikma, sabedores de que ahí radica la gran fuerza de su rival. Sin fluidez pero con decisión, los amarillos encontraron en Eulis Báez, Kyle Kuric y Txemi Urtasun una manera más cómoda de anotar, y eso se tradujo en el 56-46 que amenazaba con romper el partido. Pero el Iberostar Tenerife no suele rendirse, y con la calidad de su pareja de bases, Ricardo Úriz y Rodrigo San Miguel, mantuvo abierto el tanteo al final del tercer periodo (58-52).

La tendencia favorecía a los de Aíto, que vivieron del rebote ofensivo durante muchos minutos y que aprovecharon el trabajo de Báez y de un combativo Ian O’Leary para ir, sin alardes, sentenciando la mañana, mientras el cuadro visitante seguía sin encontrar a sus referencias habituales, viendo como desaparecían sus opciones de triunfo y como el Gran Canaria Arena se convertía en una fiesta.