Gregg Popovich sigue con la calculadora, más en este mes de diciembre en el que el calendario le ha colocado siete partidos en back to back. En Portland no jugaron ni Tim Duncan, ni Manu Ginóbili ni Tony Parker ni Tiago Splitter. Tampoco está el lesionado Mills así que la versión spur que pasó por el Moda Center, una de las pista más difíciles de la NBA se quedó previsiblemente corta. No sin competir: 48-43 al descanso, 76-70 ya en el último cuarto. Son derrotas con las que Popovich cuenta, la hipoteca que le permite que sus veteranas estrellas lleguen con las piernas lo suficientemente frescas en los playoffs. Va en media de rondar las 60 victorias, suficiente aunque con el riesgo, si no se llega, de que en este Oeste llegar en el furgón de cola a los playoffs (dos rondas o más sin factor cancha) puede suponer una montaña demasiado difícil de escalar.

Los Spurs, con todo, lo intentaron y sólo perdieron ya en el segundo tiempo. No aguantaron el ritmo de un Aldridge que anotó 14 puntos en el tercer cuarto y 19 tras el descanso (23 totales y 14 rebotes), secundado como siempre por Lillard (23+10+6 asistencias) para unos sólidos Blazers (19-6 por el 17-8 de los Spurs) que tuvieron la pésima noticia de la lesión de Robin Lopez, que se fracturó una mano y estará al menos un mes fuera de las pistas. Sin él, Kaman será a priori el pívot titular y Joel Freeland tendrá una oportunidad de oro para reivindicarse.

En los Spurs, Leonard (el único titular que jugó) terminó con 21 puntos y 9 rebotes, Baynes se fue a 15+9 y el rookie Kyle Anderson brilló con 15+5 y un 6/7 en tiro que demuestra que poco a poco va cogiendo confianza. Empezó la temporada acumulando un 3/27 en tiros y en la última semana ha firamdo un 13/18. Otra buena noticia para los Spurs.