Todo esto pasó en un United Center que acabó feliz entre gritos de “M-V-P” para Derrick Rose, como en los viejos tiempos (2011. Los más viejos son, claro, Michael Jordan): Chicago Bulls ganó al mejor equipo del Este, Toronto Raptors, por segunda vez en lo que va de temporada. Algo así como un golpe de autoridad que requirió 49 puntos en el último parcial, récord absoluto de la franquicia en un único cuarto. Como los canadienses no se arrugaron, el espectáculo fue tremendo. Derrick Rose anotó 15 puntos sin fallo en los últimos seis minutos y medio, Pau Gasol superó los 17.000 en su carrera y Nikola Mirotic dio un paso de gigante al jugar el último cuarto completo a pesar de que ya no había bajas en la rotación interior: todo eso pasó.

Fue un gran partido, otro de los grandes partidos de lo que va de temporada. Sólo faltó el lesionado DeMar DeRozan para unos Raptors valientes y tan colectivos y precisos como siempre: 66 puntos al descanso, algo que no le hacía nadie a los Bulls desde enero. La respuesta de los de Thibodeau fue 69 en el segundo, un ciclón que les llevó a su mayor anotación en un partido sin prórrogas desde el 21 de marzo de 2011 (132-92 a los Kings, ya con Rose y Noah al frente). Este mismo año habían llegado a ese techo pero después de dos prórrogas, en derrota ante los Mavericks tras otro partido excelente. Así que sigue la mutación de panzer defensivo a orquesta ofensiva de unos Bulls que han recibido ya más de cien puntos doce veces pero que anotan a discreción: seis triunfos en los últimos siete partidos (tres contra Raptors, Grizzlies y Blazers). Y lo que es más importante: tras el velo de las lesiones empieza a aparecer la verdadera dimensión de un equipo discreto en el arranque de temporada (ahora 18 victorias y 9 derrotas): en nueve encuentros con todos los jugadores importantes disponibles, siete victorias y dos derrotas.

A los Raptors les propulsó como siempre Kyle Lowry (34 puntos en un notable 12/22 en tiros: aroma a All Star), que finalmente perdió el duelo con el mejor Derick Rose del curso: 15 de sus 29 puntos para senteciar la victoria en los últimos seis minutos, la mayoría en suspensiones de cinco y seis metros: excelentes noticias para la confianza del jugador en torno al que realmente gravitan las opciones de los Bulls de ser uno de los mejores equipos de la NBA: “No veía manera de que la defensa rival me parara”, dijo después de un partido que los Bulls cerraron con esos fuegos artificiales (49-37 en el último cuarto) y un buen juego de dados de Thibodeau, que aguantó muchos minutos con Brooks en el backcourt (Hinrich tenía problemas físicos) y que apostó por Mirotic incluso con toda la rotación interior disponible. Un síntoma excelente para un jugador que venía de anotar seis triples sin fallo ante los Grizzlies y que esta vez no necesitó heroicidades para ser importante: 12 puntos, 8 en ese último cuarto en el que jugó pimero con Gibson y después con Noah como center.

El sacrificado en ese último cuarto fue un Pau Gasol que, con todo lo demás funcionando, no se exprimió: 14 puntos y 9 rebotes. Una anotación que le envía por encima de los 17.000 puntos en su carrera, algo que sólo han conseguido otros 84 jugadores en toda la historia de la NBA. Magic Johnson metió 17.707. Kevin McHale, otro de los mejores ala-pívots de siempre, 17.325. Los siguientes a los que no tardará en superar el español (lleva 17.008) son Grant Hill (17.137) y Chris Webber (17.182). Semejantes nombres dan una dimensión del tamaño del logro en un día feliz para unos Bulls impulsados por un Backcourt explosivo (Rose y Butler sumaron 56 puntos con una serie de 19/35 en tiros), que sólo tienen pendiente ajustar definitivamente una defensa que por ahora no es la de las últimas temporadas. Eso y mantenerse sanos, claro. Lo demás (talento, liderazgo, recursos, profundidad y entrenador) ya lo tienen.