El Bilbao vuelve a la Copa. Vida nueva (saliendo de la tumba a la que le había empujado Arrinda y la ACB) y metas nuevas. Hasta podría pensar en ser cabeza de serie. En Tenerife mostró una cara muy seria para sumar la décima victoria. Empata a estas alturas con Madrid y Barça y deja a un grande como Baskonia a cuatro victorias. Y todo pese a lo cojo que anda: sin Bertans, con Mumbrú tocado en el peroné, con Gabriel fuera de ritmo (en un momento formó con un Latavious al que el Turk Telekom parece que va a dejar tirado) y un Borg al que extrañamente Sito ha retirado la ilimitada confianza. Podría haber sido una interesante pareja de baile con Richotti.

Como ante el Obra, el equipo esperó al tercer cuarto para apretar la tuerca defensiva y pasearse. Hervelle fue el alma atrás, con un marcaje de libro sobre Sekulic (viejos amigos tras convivir en el Madrid). Llevó al Tenerife de 21 pérdidas. El inicio fue de pachanga, lo que le iba de miedo, y pese a ello Mumbrú firmó un canastón de época: matazo a una mano. Como si tuviera 18 años. Latavious dio un relevo muy bueno. Raúl López y Colom hicieron diabluras, y Andjusic dio un paso al frente. Canarias, tierra que estremecía antes, ahora da suerte. Dos de dos.