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SEVILLA 63 - 94 OOSTENDE

El Oostende pellizca la profunda herida del BC Sevilla

El conjunto belga, liderado por Ponitka y Wilkinson, arrasa sin contemplaciones en San Pablo y agranda la crisis del cuadro de Scott Roth en el estreno del Last 32.

SevillaActualizado a

Se quedó sin excusas el Baloncesto Sevilla. El ridículo sufrido en San Pablo ante un Oostende de paseo complica aún más el panorama de un equipo que perdió toda la ilusión. La misma que parecía renovada hace un mes. La misma que nació entre dudas de un proyecto que se tambalea al ritmo de unos rivales que observan las heridas y ejecutan sin piedad. Sin voz de mando, sin director en la pista ni fuera de ella, sin siquiera alma en varios tramos del choque, el Baloncesto Sevilla cedió en su primer encuentro de este Last 32 de la Eurocopa ante un Oostende que demostró su superioridad desde el arranque y que supo minimizar los daños a medida que entendió la casi inexistencia de su adversario.

Dolió a los presentes en San Pablo, que sumaban una cifra bastante inferior a la que reflejaron las actas oficiales. Pero la ausencia de calor en el público no redujo las opciones de juego de un equipo que supo ganar en esa misma pista a Barcelona o Virtus Roma. Urtasun no afiló sus garras, Hernangómez se alejó de la alargada sombra de un jugador que consiguió hace pocos días un histórico doble MVP en la misma semana, Porzingis disparó en solitario cuando entendió que la dinámica de grupo no era una realidad ni en los intencionados tiempos muertos pedidos por Scott Roth. Woodside hasta lo relevaba en ciertos instantes para dirigir movimientos tácticos que no daban aviso de entrar en escena.

No era un día para solucionar problemas. Pero hay demasiados para poder soñar con triunfar en Europa mientras la herida sigue dolorida en la Liga ACB. Enfrente, Gillet y Salumu decidían jugar. Los belgas apretaron en los primeros cuartos para asegurarse un triunfo que marca ya el inicio de este Last 32. El cuadro sevillano corría sin encontrar sus espacios y miraba al marcador entre el miedo y una contada esperanza. El daño defensivo fue espectacular. El Oostende se paseaba en sus internadas y ni Hernangómez ni Pierre Oriola encontraban formas de frenar al ataque visitante. Ofensivamente, el equipo creció tras un descanso demasiado duro (26-45).

Como había poco duelo que pelear, Scott retó a la mejoría. La hubo, pero el oponente también bajó sus recursos para cerrar un triunfo que ya estaba solventado antes de tiempo. Que el Baloncesto Sevilla juega poco al baloncesto es una realidad marcada por sus últimos encuentros. En éste, ni pretendió jugar ni amenazó con enseñar argumentos de ilusión cuando lo único que su afición le pidió fue esperanza. Perdió todos los cuartos, se despidió del pabellón ante el dolor de una incapacidad de juego preocupante y Roth miró al devenir con cierta sensación de lógica inestabilidad. Watts entró en escena casi sin entrar y Berni no es una pieza fabricada para salvar muebles cuando éstos parecen destinados al olvido. Precisamente el olvido es el que quiere evitar este equipo. Sevilla reta a reinventar el sueño. Pero el Oostende avisó que no hay sueños sin buenas bazas para fabricarlos.