El jueves en Berlín, durante más de dos cuartos, el Madrid aburrió a las ovejas. Eso les contamos. Pero hubiera sido más justo escribir que lo que provocaba los bostezos era el partido en sí. Porque ese era el objetivo de inicio del Alba, inmerso en un mar de rotaciones, con parones continuos. Dormir el juego, lo que intentó repetir La Bruixa d’Or Manresa este domingo. Amarrar cada posesión como si fuera oro y negar los contragolpes. Defensa pegajosa y tempo lento. Tostonbol. Lo vimos en el primer cuarto (13-15) y… ya. Lo agradecemos.

Sergio Llull cambió el ritmo con un acierto alucinante: 17 puntos en 12 minutos hasta el descanso (4 de 4 de dos y 3 de 3 en triples). Muy eficaz en las últimas jornadas, sin abusar del tiro y yendo al aro. Bien también en la dirección. Esta vez miró más a la canasta porque la racha le obligaba. Aunque en la segunda parte estuvo en pista casi siete minutos y no volvió a lanzar. Fue Llull el que portó el estandarte blanco en al asalto al Nou Congost. Fue al que más se le vio, pero la victoria cayó por el peso del ritmo alto y rompedor del Madrid, de nuevo a un gran nivel defensivo. Como en los seis partidos que llevamos este año.

Una de sus lagunas en el cierre de 2014 empieza a secarse. Mayor nivel atrás y de manera constante (el Manresa falló el 65% de sus lanzamientos de campo y cogió 12 rebotes menos). Otra carencia blanca, la de compartir el balón y ser un equipo más solidario, también se combate. La medicina: más circulación y un ojo para ver dentro a los pívots, que sólo con el rabillo no vale.

Buena actuación de Ayón en defensa, que parece haber recuperado el tacto en los tiros cercanos. Y de Reyes, aunque eso ya es rutina. Mejri, por su parte, aprovechó sus minutos (12 y 9 puntos), igual que Campazzo. El base argentino empezó mal y tuvo un buen tercer cuarto con un par de robos y tres canastas seguidas. Sergio Rodríguez sigue con su puesta a punto tras la pubalgia y contribuyó en el despegue del segundo parcial (13-26).

En la reanudación, la realidad confirmó los indicios: partido roto. Rotísimo. White no pudo con los bases visitantes y el Manresa no se rehízo (no gana a los blancos desde 1998). Replicaban de vez en cuando el lituano Grigonis y el neozelandés Fotu. La sima se abrió hasta los 27 puntos: 48-75. Entre Nocioni, que no acaba de encontrarse en ataque, y Carroll firmaron 1 de 12 en triples. Lo peor de un Madrid a un nivel muy alto que necesita consolidar: Panathinaikos, Maccabi y Barcelona le esperan uno detrás de otro en la Euroliga. Pero antes un sorbito de Copa. Termina segundo la primera vuelta y será cabeza de serie en el torneo del KO. El sorteo, este lunes en Las Palmas.