ANÁLISIS MITAD DE TEMPORADA

Notas: 10 para los Warriors, un 5 raspado para los Bulls de Pau

Balance con los equipos en el ecuador del calendario: suspenso para los nuevos Cavaliers y cero redondo para los Knicks. Notable para los Grizzlies de Marc Gasol.

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Notas: 10 para los Warriors, un 5 raspado para los Bulls de Pau

Sólo hay cuatro equipos que no han llegado a los 41 partidos, el ecuador exacto de una Regular Season en la que cada franquicia juega 82. Por mucho que el verdadero eje que parte la temporada suele ser el All Star, especialmente para los equipos que tienen la vista puesta en los playoffs, todos tienen ya suficientes deberes hecho (o pendientes…) sobre el pupitre para hacer una valoración del primer tramo de temporada. Del cero al diez y un equipo por nota en función de lo que han hecho y de cómo se ajusta a la luz de sus circunstancias y expectativas. Eso sí: los extremos de la lista, el cero y el diez, no van a sorprender a casi nadie…

Cero (0): New York Knicks (6-36) | El puesto que parecía reservado para los Sixers ha sido tomado a las armas por un espanto llamado New York Knicks, el equipo que enlazó 16 derrotas seguidas (la peor racha de su historia) antes de aprovecharse de las bajas de los Pelicans para ganar su primer partido desde el 12 de diciembre. El segundo que menos anota y el tercer peor diferencial (-8.8) entre puntos logrados y recibidos, un espanto sin dirección ni cohesión, lastrado por lesiones y entregado ya a la suelta de lastre salarial (JR Smith, Shumpert…) de cara a un futuro en el que Derek Fisher parece intocable mientras Phil Jackson conserve la calma. Más allá del actual esperpento, al dúo Jackson/Fisher y su proclamada cultura ganadora se le juzgará la próxima temporada, en la que se quitarán de encima a Amare y Bargnani (más de 45 millones entre ambos) y en la que sólo tienen comprometidos 34 millones… a la espera de nuevos movimientos. El futuro ofrece pisos con vistas para los optimistas y para los pesimistas pero el presente es, simple y llanamente, una birria infumable.

Uno (1): Minnesota Timberwolves (7-33) | Acaban de dejar atrás una racha de 15 derrotas seguidas en el fango de la reconstrucción tras una era Love que tampoco fue precisamente festiva. Los Wolves al menos tienen coartada: tras un inicio atractivo perdieron por lesión a su particular big-three (Ricky Rubio-Kevin Martin-Nikola Pekovic) y han necesitado para seguir adelante heroicidades tales como los 52 puntos ante los Pacers de Mo Williams, el último Jugador de la Semana en el Oeste (nada menos). Además, su año se tiene que medir en términos de ilusión y no tanto de victorias, y por ahí la cosa no va tan mal: Ricky jugó bien hasta su lesión de tobillo, Lavine ha dejado brochazos irregulares y Andrew Wiggins va como un tiro hacia el Rookie del Año, cada vez con más pinta de ser todo lo que se había pensado que podía ser. Muhammad despierta, Dieng progresa muy lentamente y, eso sí, a Anthony Bennett no le ha cambiado con la vida la salida de Cleveland. Lo bueno es que el futuro espera, lo malo que lleva haciéndolo desde los tiempos de Kevin Garnett…

Dos (2): Los Angeles Lakers (12-30) | Kobe Bryant ha dejado los mejores momentos de la temporada y las mayores crisis en L.A. Ahora, la mala gestión de sus minutos y su responsabilidad le tiene entrando y saliendo del roster: si no juega nadie pone la tele para ver a estos Lakers, si lo hace no cuida un físico muy castigado para intentarlo otra vez la próxima temporada. Mientras, los Lakers se esfuerzan con muy poco y desde la acartonada rigidez en los sistema de ataque de Byron Scott para sumar unas victorias que llegan de cuando en cuando y ni siquiera son demasiado bien recibidas: si su elección de primera ronda cae más allá del top 5, será para Phoenix Suns... Tal vez haya buenos tiempos a la vuelta de una esquina no muy lejana, otras veces ha sido así, pero ahora mismo cuesta mucho intuirlos en la que seguramente sea la gran crisis de identidad de toda la historia laker.

Tres (3): Brooklyn Nets (17-24) | Los Nets eran hace poco más de un año la sensación de la NBA: traslado a Brooklyn, pabellón de siete estrellas, uniformes atractivos y Mikhail Prokhorov soltando dólares para conquistar el mundo. Ahora los Nets son aburridos, planos, con un presente que da pereza y un futuro que no va a ningún lado porque hasta el Midas ruso parece haberse hartado de uno de esos juguetes que te cuestan un riñón pero de los que te cansas enseguida. Para el recuerdo queda el intento Deron Williams-Joe Johnson-Paul Pierce-Kevin Garnett-Brook Lopez, el quinteto de los 81 millones que hubiera sido imbatible en la Playstation. El baloncesto de verdad, por suerte o por desgracia, es otra cosa.

Cuatro (4): Cleveland Cavaliers (22-20) | Parecía que a LeBron James le atacaba el padre tiempo cuando en realidad sólo estaba lesionado (31,7 puntos, 5,2 asistencias y 7 rebotes de media en cuatro partidos desde su vuelta). A David Blatt le muerden los tobillos con el síndrome del novato porque cogió un proyecto que pasó de solar a rascacielos sin fase de andamiaje (la llegada de LeBron…). Alguna lesión clave, agujeros en la rotación y las dudas competitivas de jugadores que nunca habían estado en una situación así… todo olía tan raro en Cleveland que el equipo ha tenido que darse la vuelta como un calcetín: JR Smith, Mozgov y el lesionado Shumpert para cubrir carencias obvias y que garantizaban no luchar por el anillo. Con esta versión 2.0 y un LeBron regenerado, está por descubrir la moraleja final de una temporada como mínimo absolutamente intensa para los Cavs.

Cinco (5): Chicago Bulls (27-16) | En España miramos con lupa y orgullo la recuperación de Pau Gasol, sus números de pívot ejemplar y su sprint impecable hacia el All Star. Pero si se mira el cuadro general, las cosas no van bien en Chicago, un equipo que sólo por momentos ha tenido pinta del aspirante con galones que se presuponía. A pesar de que Rose no recae y de que Butler ha explotado hacia estrella en ciernes, cuesta reconocer en muchos partidos los rasgos de Thibodeau en un equipo con problemas en defensa y muchas dudas cuando juega contra equipos de primer nivel. Las lesiones han dado constantes bocados pero el ritmo de minutos y exigencia de Thibs no ayuda ni en eso… ni en la cohesión de un vestuario de repente enrarecido. A Noah le ha costado un buen peaje la llegada de Gasol y su viraje del cinco al cuatro y medio y a los Bulls les han metido ya 100 o más puntos en 22 partidos y hay quince equipos que defienden mejor que ellos. Impropio, desde luego, por mucho que este equipo no necesite tanto sacrificio atrás porque tienen en los bolsillos más puntos que los de las dos últimas temporadas. Ahora los Bulls están en uno de esos momentos de zozobra que definen temporadas. O salen adelante y cierran la herida o se caen en un Este mentiroso en el que el nivel medio es bajo pero el de los mejores es serio de verdad.

Seis (6): Washington Wizards (29-13) | A priori el Este parecía abocado a una carrera Cavaliers-Bulls, y esa sigue siendo la final favorita para muchos, desde luego para la televisión. Pero Hawks, Wizards y Raptors han montado sus trincheras y su resistencia está muy lejos de ser casual o poco consistente. En Washington fructifica el trabajo de los últimos años y las cosas marchan a pesar de la lesión que secó en el primer tramo de la competición a Bradley Beal. Él y John Wall (que será titular en el All Star) forman un backcourt que mira por encima del hombro a casi todos los demás y sólo puede sentir envidia del que forman Curry y Thompson, los Splash Brothers de Oakland. Con variantes, equilibrio, una buena rotación y el factor Paul Pierce (la Verdad, ya se sabe) para cuando lleguen los playoffs, los Wizards son una piraña muy peligrosa en la pecera del Este.

Siete (7): Memphis Grizzlies (29-12) | Los Grizzlies arrancaron en primera línea de salida con un Marc Gasol sencillamente gigantesco y han bajado después alguna marcha. Eso penaliza en un Oeste en el que un puñado de derrotas te mandan tres o cuatro puestos por debajo de donde estás, de repente y sin casi saber cómo: están a un partido de los Blazers, segundos, pero sólo les separan tres del séptimo. La llegada de Jeff Green es la enésima búsqueda de esa última pieza que le falta al equipo para ser definitivamente uno de los grandes aspirantes al anillo. De momento, está en la carrera por serlo a lomos de su ultra fiable grit and grind, ese baloncesto old school que descansa sobre una pareja interior maravillosa y absolutamente complementaria: Zach Randolph y el mejor Marc Gasol que hemos visto, el pívot más determinante de esta primera mitad de temporada.

Ocho (8): Portland Trail Blazers (31-11) | Los Blazers son tozudos: la temporada pasada se metieron donde nadie contaba con ellos, en la clasificación y en unos playoffs en los que llegaron a segunda ronda tras fundir a Harden y sus Rockets. En el nuevo curso algunos les señalaban como víctima propiciatoria en esa carrera de ogros que es el Oeste pero los de Oregon tienen el tercer mejor balance de toda la NBA con su estilo equilibrado, uno de los quintetos mejor construidos de la Liga y una demoledora pareja interior-exterior, ese 1-2 punch en el que LaMarcus Aldridge te martiriza durante tres cuartos y Lillard te revienta en el último. Con ellos, una de las pistas más calientes de la NBA y escuderos como Matthews, Batum y una versión sorprendentemente productiva (también en ataque) del ahora lesionado Robin Lopez, no creo que ninguno de los pesos pesados del Oeste tenga muchas ganas de verse con ellos en playoffs.

Nueve (9): Atlanta Hawks (34-8) | Lo de los Spurs del Este se está convirtiendo en cliché pero es una descripción realmente apropiada. Mike Budenholzer, que va para Entrenador del Año si Kerr no lo remedia, era el delfín de Popovich en San Antonio hasta que se fue con su libreto a Atlanta, donde está construyendo un equipo irresistible al que muchos siguen situando por debajo del radar: peor para ellos. Pensado desde un escrupuloso sentido colectivo y a partir de una idea de juego muy clara, los Hawks tienen un quinteto en el que prácticamente todos sus miembros están infravalorados, de un obrero como Carroll a un tirador en números históricos como Korver o un juego interior como el que forman Millsap y Horford, al que muchos siguen señalando los puntos débiles en lugar de fijarse en los estragos que causan a casi todos los rivales. Los Hawks han ganado 13 partidos seguidos y están 34-8 después de un calendario brutal. Han ganado a los mejores, a muchos con palizas muy serias, y lo han hecho con una defensa inteligente y un juego de ataque precioso, letal en oleada y a un nivel de circulación y ritmo en estático que sólo han superado los Warriors. Llegarán los playoffs y su falta de megaestrellas les penalizará en muchas apuestas, pero como mínimo este año va a costar mucho más que en los últimos ganarle cuatro partidos de siete a este equipo. Una sorpresa maravillosa.

Diez (10): Golden State Warriors (33-6) | Los Warriors sólo han perdido 6 partidos, uno en su pista. Ganan por una media de más de once puntos, algo que sólo hicieron tres equipos de la historia (en temporadas completas)... y los tres fueron campeones. Son líderes en rating defensivo y terceros en el ofensivo, y cuesta encontrar categorías estadísticas en las que no estén a la cabeza de la NBA estos increíbles Warriors en los que Steve Kerr ha hecho exactamente lo que se le pedía: no aflojar el nivel defensivo pero mejorar el ofensivo con respecto al proyecto de Mark Jackson. Los Warriors juegan a un ritmo que parece coreografiado, no tienen debilidades cuando está Bogut sano y se han encontrado en Draymond Green a uno de los mejores especialistas de la NBA, básicamente porque es especialista en casi todo. Tienen a Lee o Iguodala saliendo desde el banquillo y tienen, claro, a los Splash Brothers, esos Klay Thompson y Stephen Curry que están convirtiendo la Liga en su patio de recreo. Con Curry como MVP de este primer tramo del curso, sólo hay un motivo para no creerse a estos Warriors hasta los últimas consecuencias: no haberles visto jugar.