—Ha sido ayudante de Laso cinco años, hasta que el Madrid no le renovó. Ahora se medirá a él como nuevo entrenador del Montakit Fuenlabrada.

—Hace unos meses ni siquiera me lo hubiera creído, pero será muy bonito enfrentarme a Laso. En lo personal, es uno de mis grandes amigos y, en lo profesional, he aprendido mucho con uno de los mejores entrenadores de Europa.

—¿Cómo conoció a Laso?

—Empecé muy joven como entrenador y, después de pasar por EE UU, estuve varios años en Los Barrios. El club desaparece y me llama un 7 de agosto (de 2009) para que sea su ayudante en San Sebastián. Me había enfrentado a él en la LEB y no tardé en decidirme. Cumplía uno de mis sueños: llegar a la ACB. Todo comienza con una buena relación profesional y deriva en otra personal.

—¿Han hablado estos días?

—Sí, somos amigos de verdad y hablamos muchísimo. De sus partidos, de los míos, de la familia, de cómo nos va. Aunque no del duelo de hoy.

—¿Y cómo le va a su amigo? ¿Tiene mucha presión?

—La presión es grande desde que llegas al Madrid, y también la tengo yo en el Fuenlabrada, pero la conoce bien. Está segundo en la Liga, es líder en la Euroliga... Se están cumpliendo los plazos previstos.

—Queda claro que Laso no decidió su salida del Madrid.

—Correcto.

—¿Por qué le despidieron?

—Hay que preguntárselo al Madrid, a los que tomaron la decisión.

—¿Tuvo problemas con los jugadores?

—Mi relación fue fantástica con prácticamente todos los jugadores y también con el cuerpo técnico. Tuve mensajes de Slaughter, Pocius, Velickovic, Llull...

—¿Cree que Pablo Laso pensó en aquel momento en dimitir?

—No lo sé, acababa de renovar por dos temporadas.

—A veces no hay mal que por bien no venga, ¿mejor primer entrenador ACB que ayudante en el Real Madrid?

—A toro pasado es fácil hablar, pero he sido feliz en el Madrid. Ganamos cinco títulos­. Se cierra una puerta y se abre otra.

—¿Qué soga aprieta más: la que obliga a ganar títulos o la de evitar el descenso?

—Parecidas. La presión es por ganar partidos. Cuando hay menos talento quizá pesa más el aspecto táctico del entrenador.

—¿Jugarán con el estilo del Madrid?

—No el del Madrid, pero sí esa idea. ¿Me gusta jugar veloz? Sí. ¿Me gusta defender bien? Sí. El objetivo es sacar el máximo de cada jugador y un estilo rápido nos va bien. Tendremos sello propio. Ya nos movemos entre 80 y 85 posesiones por duelo.

—¿Cree que el juego blanco es ahora más conservador?

—Una cosa es la idea del entrenador y otra acoplarse a lo que hay. Ayón, que es un referente, y las salidas de jugadores como Draper y Darden puede que les hayan cambiado un poco su baloncesto. Han frenado algo el ritmo tan elevado de la temporada pasada para buscar esas piezas que necesitaban. ¿Un juego menos bonito? No, diferente. Y van a más después de cinco meses de competición.

—¿Es el camino correcto?

—Sería osado opinar. No hay nadie mejor que Pablo y sus ayudantes para valorarlo. El Madrid está en las mejores manos posibles, en las de Laso.

—¿Cómo y dónde se le puede hacer daño al Madrid?

—Hay plan, pero tendremos que cogerles en día malo y jugar extraordinario. Son uno de los cinco mejores de Europa.

—Se reencuentra con Panko, ¿le recuerda a Felipe Reyes?

—Sí, dos ejemplos a seguir para cualquier profesional.