El Rivas Ecópolis ganó el curso pasado su primera Liga, pero después ha vivido una pesadilla. La marcha de patrocinadores y el descenso drástico del presupuesto originaron la salida masiva de jugadoras (sólo sigue Gaby Ocete) y la renuncia a la Euroliga. “Me dolió más la marcha de emblemas de este club que tener que renunciar a Europa”, dice Alfonso Cabeza, presidente ripense desde el pasado verano.

Para intentar salir del hoyo, el equipo emprendió una acción de crowdfunding (micromecenazgo). “Fue un éxito rotundo”, añade Cabeza que valora el esfuerzo que han hecho muchos: desde el niño que donó su paga al jubilado que reunió entre su familia 300 euros. Además, Movistar patrocina al equipo desde diciembre.

El presidente se siente orgulloso de que “Rivas sea un equipo que invierte en cantera”, aunque no sabe si ése es el camino para sobrevivir. EE UU es la gran amenaza. El curso que viene, cinco jugadoras, entre ellas, Ángela Salvadores, probarán en la Liga universitaria.

El equipo madrileño se queja del poco respaldo institucional que recibe, a diferencia de lo que ocurre en otras Comunidades. “El Ayuntamiento de Rivas nos da todo su cariño, pero sólo 13.000 euros. La Comunidad no nos da nada y aún estamos esperando a que nos felicite por el título de Liga. Madrid tiene que tener representante en el deporte femenino con más licencias (150.000) y esos somos nosotros”.

Los presupuestos se han desplomado. La Liga vale en torno a cinco millones, una cifra que el desaparecido Ros superaba en presupuesto. A pesar de todo, la concesión del Mundial 2018 y el Universo Mujer ofrecen un futuro esperanzador, aunque con trabajo por hacer. “Necesitamos visibilidad para que crean en nosotros. De los medios, pero sobre todo de las televisiones”, dice Cabeza, que avisa de que el Rivas, campeón de Copa en 2011 y 2013, no ha dicho aún su última palabra. “Nos han dado muchas veces por muertos y a lo mejor no lo estamos tanto”.