Justo después de disputar su segundo All Star y a meses de convertirse en uno de los agentes libres más codiciados del próximo verano, Marc Gasol se ha sincerado con el periodista Sam Amick y ha dejado claro lo que parece un secreto a voces: su gran prioridad es seguir en Memphis Grizzlies. Y no se trata sólo de dinero. Cualquier franquicia que le quiera le ofrecerá un contrato máximo en su estatus de uno de los dos o tres mejores pívots de la NBA, pero su actual equipo tiene derecho a ofrecerle un año más y más dinero en una oferta que podría irse a los 108 millones de dólares por cinco años. Será su segundo gran contrato (con 30 años) NBA después de los 57,5 por cuatro años que firmó en 2011.

En Nueva York y con motivo del All Star en el que hizo historia junto a Pau, dejó palabras de elogio para los Knicks y para la ciudad, lo que tenía que ver más con una cuestión de formas, la gratitud del visitante, que con un interés real por cambiar los Grizzlies por los destartalados Knicks, que en verano le ofrecerán mucho dinero pero un proyecto deportivo en el mejor de los casos inestable: “La ciudad de Memphis significa mucho para mí y los Grizzlies también. No me resultaría nada fácil tener que irme a jugar a otro sitio”.

Marc ha hecho su vida en Tennessee, donde fue a jugar ya en sus años de instituto cuando Pau cruzó el Atlántico, y es uno de los líderes de un vestuario en el que es mucho más que un compañero para jugadores como Zach Randolph, Tony Allen o, sobre todo, Mike Conley: “El baloncesto es una cuestión de relaciones humanas. Los lazos que estableces al jugar juntos, pasar por momentos duros unidos... Esa confianza te lleva muy lejos, va más allá del propio juego. Son tíos con los que podrás encontrarte dentro de veinte años y viajarás al instante de vuelta a esos momentos en los que compartiste tanto. De eso se trata: construir esas relaciones e ir hasta el final con ellas, confiar en los jugadores que te rodean…es el proceso para ganar. Lo estamos haciendo aquí y lo viví también con la Selección española, donde hemos pasado momentos maravillosos pero también otros en los que queríamos matarnos”.

A partir del 1 de julio, protagonizará muchos rumores y titulares… y no es algo que le haga especial ilusión: “No creo que vaya a disfrutar de ese proceso. No quiero que me digan mil veces que me quieren fichar, quiero ver los proyectos que me proponen. No tengo un plan ni sé cómo lo voy a enfocar. No pienso en eso todavía. Veré qué es lo que quiero y qué es lo que quiere mi familia”. Además, no quiere vincular su continuidad en Memphis al destino deportivo del equipo esta temporada: “No sé, pero no diría que es así. Va a ser un factor pero no voy a jugar los playoffs pensando en ver qué pasa para tomar una u otra decisión. No se pueden hacer las cosas así”.

Eso sí, aunque asume que en Memphis es feliz, no cierra ninguna puerta: “Mi mujer Cristina y yo podríamos vivir en Yukón si pensáramos que es lo mejor. Podríamos adaptarnos a cualquier cosa. Ya fue un shock dejar España para venir a Memphis y podríamos irnos a cualquier parte. A veces hablamos de dónde podríamos vivir cuando deje la NBA: Tailandia, Japón… cualquier parte. Me encantaría recorrer el mundo y aprender idiomas, aprender de todas las culturas… Me gusta la Patagonia, en Argentina, me gustaría pasar unos buenos meses en Japón, China… Me gusta el campo más que las ciudades enormes: Australia es otro sitio en el que me encantaría vivir…”.