Si organizas una Copa, ya sabes lo que te toca: la maldición del anfitrión. La que se ha cargado al Granca y la que dejó antes por el camino a tantos otros. No habrá equipo local en semifinales, a cambio tenemos una vuelta a los orígenes, al clasicismo de nuestro basket, cuando todo empezó a hacerse grande. Un Madrid-Penya. Premio para el FIATC Joventut, que ha encandilado con su juego esta temporada, mezcla perfecta de veteranos conocidos (Savané, Mallet y Kirksay) y jóvenes (Llovet, Ventura, Suárez…). Aunque también hay canteranos que peinan canas: Sergi Vidal y Miralles. Un equipo con identidad, de los que no abundan en la ACB. Ayer se cargó al anfitrión sin Suton, uno de sus referentes, y en principio tampoco jugará hoy (esguince). Pero ya podemos decirlo, hemos acertado el pronóstico de la previa: Reyes, Vidal o Navarro jugarán la final. Así había ocurrido en los últimos 15 años, y así sucederá de nuevo. Siempre desde 2000. Reyes y Vidal, en duelo directo, lo garantizan. Un Vidal que volvió a ser estrella. Figura currante: 21 puntos ante el Granca. Y un Reyes en el mejor momento ofensivo de su carrera (forzó cinco faltas al CAI en los primeros 12 minutos). La historia sigue viva.