Era algo que se esperaba tras la dura lesión de Derrick Rose. La derrota de esta madrugada de los Chicago Bulls ante los Charlotte Hornets (86-98) no se sale de lo normal, pues de la noticia sobre el desgarro en el menisco de la rodilla derecha del base al encuentro ante la franquicia de Michael Jordan, sólo pasaron unas horas y la moral del equipo bull no era la mejor para saltar a la cancha. Un estado de shock repentino que azotó a los de Tom Thibodeau en el último cuarto. Fueron 12 minutos que lastraron la heroicidad de los anteriores 36 y condenaron a los de Thibs.

Los Bulls no llegaron a los 90 tantos en este encuentro, cuando en esta campaña tienen un promedio de 101,9 por partido. Faltaron puntos. Los casi 19 de media que llevaba Rose esta temporada. Su impacto ofensivo era necesario en los Bulls, no sólo por la cantidad de tantos, sino porque era Rose, un peligro constante, un jugador con el que había que estar alerta de forma constante y, ahora, no está. Contra Milwaukee, en el encuentro anterior, pasó algo similar. Ahí si estaba el MVP más joven de la historia de la NBA, pero sólo llegó a los 8 y el equipo se quedó en 87.

"Mentalmente, los Bulls necesitan un par de partidos para acostumbrarse a jugar sin él", subrayó el técnico de los Hornets, Steve Clifford, que se presentó en el United Center en el momento precisó y necesario para cortar la racha de cinco derrotas seguidas que acumulaba el equipo. "Todos estamos afectados por la lesión de Rose. Puede que muchos del equipo ya hayan pasado por esto antes, pero es la tercer vez que sucede", manifestó Pau Gasol tras un duelo donde, una vez más, consiguió un doble-doble con 25 puntos y 13 rebotes. El internacional español, como era de prever , ejerció de líder del equipo. Butler es muy bueno y su temporada está siendo soberbia, pero aún es joven (24 años) para llevar el peso de una franquicia como la de los Bulls a sus espaldas.

A pesar de todos los males, los Bulls aguantaron hasta un último cuarto que empezó con sólo dos abajo para los locales (65-67), pero 7 puntos de Michael Kidd-Gilchrist y 8 de Al Jefferson en este periodo acabaron con cualquier tipo de esperanza de que los Bulls pudieran rendir un homenaje a su ángel caído. Malos tiempos, una vez más, en Illinois.