GALATASARAY 71-REAL MADRID 107

El Madrid arrasa al Galatasaray con 18 triples y 107 puntos

Cinco jugadores del equipo blanco anotaron 14 o más puntos (Rudy 17 y Nocioni 16) ante un rival deshecho. Los de Laso se escapan en el liderato: dos triunfos ya de ventaja.

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No por esperado resulta menos importante. El Madrid ganó en Estambul y da un paso de gigante en el Top-16. Clasificación en el bolsillo, ventaja de pista en cuartos a tiro y liderato bien encauzado. A falta de cinco jornadas aventaja en dos triunfos al Barcelona y al Maccabi, y tres de sus partidos los jugará en el Palacio. Si gana en casa, sólo un milagro en forma de derrota por más de 24 en el Palau le quitaría el primer puesto. Ese que en teoría trae premio añadido, el de esquivar a los tres ogros del otro grupo en el playoff de cuartos. Cocos como el Olympiacos, el Fenerbahçe y el CSKA. Pero dejemos por hoy las cuentas de la lechera, que si seguimos nos colamos en la Final Four con dos meses de antelación.

El Galatasaray, su proyecto deportivo, se deshace por los impagos. La marcha de Arroyo ha sido la puntilla. Y sus compañeros están de bajón, incluso al incendiario Ataman, por no decir algo peor, se le ve tocado. En un tiempo muerto se lo expuso sin ambages a sus jugadores: “Si no nos movemos, nos van a ganar por 40”. Pero ni él ni nadie del club podían hacerles reaccionar. Si acaso el público y su entusiasmo, volcado con los jugadores y ácido con la directiva. La baja de Pocius por lesión tampoco ayudó. Y luego, durante el duelo, cayó Sinan Guler. En cuadro, y qué cuadro. De horror.

Cierto todo, tanto como que el Madrid jugó con inteligencia y supo desactivar cualquier intento de machada local. Impidió que su rival apelara a la heroica como vimos tres semanas atrás ante el Maccabi (94-97 en la prórroga). Movió el balón con prestancia y tuvo uno de esos días en el tiro que lo hacen único: 18 triples de 28 lanzados (64%), récord histórico del Top-16 y también del equipo blanco (17 le había metido al Bamberg en 2008), y a sólo uno de la mejor marca de siempre en la Euroliga (el Siena sumó 19 en 2012).

Lo tuvo Campazzo en sus manos, o mejor dicho en sus pies, en el último lanzamiento del partido. Lo metió, no crean, pero los árbitros dieron la canasta de dos porque pisaba la línea. Era el punto 107. La tercera mejor anotación del Real esta temporada. Circulación modélica ante el desaliento rival, y aportación de los pívots, que aprovecharon que los tiradores desbrozaron la cancha a machetazos con Sergio Rodríguez al mando de todo. Empezó Reyes, como siempre, le siguió Bourousis (necesitaba un partido así) y le cogió el testigo Ayón, que en el tercer cuarto encadenó seis puntos consecutivos para poner 29 arriba a su equipo (43-72).

Rudy Fernández (el hombre de febrero y quizá también de marzo: 10 de 13 de tres en los dos últimos encuentros) había embocado poco antes un triple, era el décimo de los de Laso de 14 intentados. Con casi todo resuelto, a la plantilla madridista le llegó al corazón la situación de sus colegas de profesión. Vimos durante unos minutos un gesto de solidaridad gremial. Los blancos tendían la mano a sus oponentes en cada acción, cada vez que alguien se iba al suelo. Parecía un partido de oficina bien avenida. De pureza deportiva extrema. El Madrid se marchó al limbo y el Galatasaray aprovechó para bañarse en autoestima junto a su afición: 15-0 de parcial. Lo que era un +29 se quedó en un +14 (63-77) con Arslan y Gonlum aclamados y Patric Young ampliando mercado: 19 puntos y todos los músculos del mundo.

Los de Laso volvieron en sí, y la ráfaga de artillería pesada se materializó en un 12-0: Carroll (otro gran día), Bourousis, Sergio de tres y dos nuevos triples de Rudy. La serie estaba abierta: Maciulis se estrenaba desde el 6,75 y le daban el relevo-guinda Sergio, Nocioni por partida doble y el casi triple final de Campazzo. Festival anotador de un Madrid fortísimo, en el que cinco jugadores acabaron con 14 o más puntos. Nocioni volvió tras el esguince de la Copa como se había ido, entonado y con la confianza ciega de sus compañeros.