La baja de última hora de Joakim Noah se unió a la conocidas de Derrick Rose, Jimmy Butler y Taj Gibson para unos Bulls que se plantaron en Philadelphia sin cuatro de sus cinco principales jugadores y que escaparon en la prórroga de un partido con tramos realmente feos y en el que los de Thibodeau, que riza el rizo en su proverbial capacidad para sacar más de menos, sufrieron como perros después de encajar un 15-0 que convirtió en una pesadilla un último cuarto que parecía un paseo en carroza (de 65-79 a 80-79 en poco más de tres minutos). A los Bulls les salvó que los Sixers no están precisamente llenos de jugadores a los que dar la última bola (sacaron un buen último ataque para evitar el tiempo extra que cayó en manos… de Mbah a Moute) y que Aaron Brooks se echó al monte y anotó 18 de los 31 puntos de su equipo entre el último cuarto y la prórroga (y 31 en total). Entre ellos, un tremendo triple lateral que evitó la derrota: de 92-89 a 92-92 ya en un último minuto en el que no se anotó más.

Así que los Bulls ganaron, están 40-26 y siguen en cara a cara con Cleveland por el segundo puesto del Este (41-25 los de LeBron): daría, recuerdo, ventaja de campo en una hipotética semifinal de Conferencia. Tan mermados, roídos hasta el hueso en su rotación, tuvieron la suerte de que el rival era Philadelphia (14-50) y se apoyaron en un quinteto titular en el que todos jugaron más de 36 minutos. El que más Snell (45:29). Después, Pau Gasol (43:28) y Niko Mirotic (42:32). El montenegrino, titular por tercera vez, superó por primera vez los 40 minutos en pista en un partido NBA y terminó con 16 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias, 12-3-3 ya en un descanso al que entre él y Gasol llegaron con 31 de los 51 puntos de los Bulls. Después les dio Brooks el relevo, tras un horrible tercer cuarto en el que los Sixers se pasaron doce posesiones seguidas sin anotar y aún así se mantuvieron aferrados al partido.

Los minutos de Gasol

Pau Gasol terminó con 27 puntos (13/25 en tiros), 16 rebotes y 2 asistencias. Otro partido de números monstruosos y un par de canastas marca de la casa (un tiro desde la cabeza de la bombilla, una penetración con baile al poste) en la prórroga para abrir la brecha (92-98). Absolución después de un mal último cuarto en el que no anotó y en el que rebotó contra ese muro kilométrico y móvil que es Nerlens Noel. Con este, suma 44 dobles-dobles en 62 partidos, cifra con la que lidera la NBA y que supone la más alta de su carrera, hasta ahora fijada en los 43 de la 2010-11, en plena época de felicidad absoluta con los Lakers.

Con 34 años, Gasol está jugando 34,7 minutos por partido, cifra que no hace más que crecer con la acumulación de bajas de su equipo. Él se lo toma con filosofía (“no pienso en eso, sólo en jugar cada partido y ya veremos si me afecta o no más adelante”) pero el hecho es que no se exprimía tanto desde los 37,4 minutos de media de la temporada 2011-12. En sus dos últimos años en los Lakers, bajó a 33,8 y 31,4 minutos. Ahora está entre los veinte que más juegan en toda la NBA y es el más veterano aunque se amplíe la lista a 50 jugadores. Profundiza ESPN: en las tres últimas temporadas, sólo Kobe Bryant ha jugado con al menos 34 años tanto como Pau Gasol ahora. En esta temporada y antes de lesionarse, Kobe estaba en 34,5 de media: menos que un Gasol que, tras catorce temporadas en la NBA, sabe que existe el riesgo de que su cuerpo le pase la factura cuando lleguen los playoffs: “Es mucha carga y ahora el calendario es duro. Las cosas no están siendo fáciles para el equipo últimamente así que simplemente tenemos que salir adelante como podamos. Seguramente cuando vuelvan los lesionados tendré que hacer menos cosas”, asegura antes de, eso sí, ver el lado bueno de su exceso de trabajo: “Estoy feliz por el récord de dobles-dobles, por ser capaz de alcanzar algo así en este momento de mi carrera”.