Que las lesiones están causando auténticos estragos en la mayoría de las franquicias de la NBA esta temporada ya se sabía. Sin embargo, lo ocurrido esta última noche en Nueva York con los Timberwolves supera cualquier lógica posible. La franquicia de Minnesota se vio abocada a firmar a un jugador con un contrato de 10 días en base a su disponibilidad para llegar al Madison Square Garden a tiempo. Sean Kilpatrick fue el elegido y consiguió lograr su cometido: se presentó en los vestuarios 45 minutos antes del inicio del partido ante los Knicks. De no haberlo hecho, los de Flip Saunders no hubieran podido alinear a ocho jugadores sanos o lo que es lo mismo, no hubieran podido disputar el duelo de colistas.

Con la baja de última hora de Ricky Rubio (tras reparecer en Toronto ante los Raptors, el base volvió a sufrir dolor en su maltrecho tobillo izquierdo), que se unió a las de Hummel, Shabazz Muhammad, Pekovic, Garnett, Gary Neal, Justin Hamilton y Bennett, Saunders se vio obligado a llamar a Kilpatrick (ex de la Universidad de Cincinnati y que esta temporada ha jugado en los Santa Cruz Warriors y Delaware 87ers, ambos de la D-League). El jugador, se encontraba en Nueva York, por lo que pudo conducir sin problemas. "Necesitábamos completar la plantilla, así que debíamos encontrar a alguien que pudiera llegar pronto. Obviamente, la geografía fue un factor muy influyente a la hora de tomar esta decisión", explicó el técnico. En su debut en la NBA, Kilpatrick jugó 10 minutos en los que logró capturar un rebote.